El otro día y gracias a la fortuna que significa viajar, estábamos comiendo con Miguel López Remiro, un personaje que de la economía saltó al arte y de ahí a la curaduria, lo que lo llevó a ser subdirector del Museo Guggenheim de Bilbao, hablábamos acerca de la relevancia del arte y la estética en los procesos productivos de las empresas y sobre su teoría acerca de la importancia de la dirección artística al interior de compañías y marcas y de cómo también en el arte o en la vida, no todo tiene una explicación racional. Enfrascados en una amena charla nos recordó Miguel, que elaboró una tesis sobre la estética en Mark Rothko (uno de los grandes pintores abstractos del siglo XX), que el artista había compartido con unos estudiantes en 1958, no...