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A sólo un clic de distancia está en la internet uno de los novelistas mejores pero más ignorados, esencial para el conocimiento y la comprensión de la literatura española y, muy en particular, para disfrutar la excelente compañía de los libros trasladados al cine, en estos días grises que disipamos con las vespertinas ante las pantallas. Hablo de Benito Pérez Galdós. Que ha sido un hallazgo, sí, porque reaprece después de quedarse en el olvido por causa del predominio del mercadeo y la propaganda bibliográficos, que dirigen la predilección de los lectores hacia las obras de reciente aparición y los bestsellers y borran los clásicos, valga decir los que se ganaron hace tiempos el derecho a perdurar en las buenas bibliotecas.
La distorsión actual del conteo del tiempo, la perplejidad por el trastorno de las circunstancias en estos largos meses de incertidumbre, han alterado la agenda de los lectores aficionados a recordar centenarios, como el de Pérez Galdós, que se conmemoró en enero último con exposiciones y conferencias en su natal Palma de Mayorca y en su Madrid adoptiva. Era novelista, articulista, dramaturgo, librepensador y demás. Todos sus exégetas coinciden al catalogarlo como el primer novelista en español después de Cervantes. Y lo comparan con Dickens, Tolstoi, Balzac, Zolá, autores representativos de la novela del Diecinueve. Realista, costumbrista, narrador de la historia en los Episodios nacionales. De una forma de relatar la historia antecedente de la concepción del individuo como ser histórico y de la trascendencia de los eventos rutinarios, es decir de la historia desde abajo, desde la vida diaria y no desde la exaltación de las conquistas militares y los personajes mayestáticos, sino también desde la gente común y corriente, como Fortunata y Jacinta y los protagonistas de esta, su novela principal, que puede seguirse en diez fenomenales capítulos gracias al variado y muy rico archivo de Televisión Española.
Estoy recomendándolo: Claro que es abundante y muy atrayente el menú de producciones audiovisuales basadas en los libros, que puede gozarse en la internet. Pero si lo que esperamos encontrar es calidad, ilustración para saber algo más sobre literatura y un esparcimiento útil y provechoso, la red nos proporciona, además de filmes de acción y comedias agradables, documentales de viajes como los de la Deutsche Welle y, lo dicho, libros transferidos al cine o la televisión, con producciones como las que nos facilitan el reencuentro con Pérez Galdós, donde actúan artistas de la categoría de nadie menos que Fernando Fernán Gómez. Me equivoqué, nos equivocamos, al estimar que a estas alturas ya estaríamos en la normalidad. Por lo visto el encierro se prolongará. Adaptémonos, para no deprimirnos más. Ahí está la función vespertina, gran alternativa. Y feliz año nuevo.
