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Si Petro habla temerariamente del Decretazo, ¿por qué no podemos nosotros hablar del Montealegrazo? ¡Claro que sí, amables lectores! El venal Carlos Palacino (SaludCoop) —entre 2006 y 2011 — el mismísimo que descarrió recursos públicos por un monto de $390.000 millones (unos USD$ 200 millones de la época) desparramando antojos y chucherías para comprar bienes de lujo y hacer inversiones prohibidas, fue el mismo que le entregó en bandeja de plata a Luis Eduardo Montealegre (Montealegre, a secas) la friolera de $ 3.700 millones a guisa de honorarios de apoderamiento y defensa legal, según reveló Noticias Uno, en ese entonces. Vulgar.
No perdamos de vista que Palacino, su camarada, fue condenado por el mayor caso de corrupción de la salud en Colombia. Por la suscripción de un contrato de prestación de servicios con la encopetada Universidad Externado de Colombia, como asesor resplandeciente de docencia e investigación jurídica en la Facultad de Derecho, Montealegre facturó $8.900 millones. Sin sonrojarse, con este gobierno “del cambio” su taxímetro marcó $ 1.700 millones en contratación (menos mal, que ahora solo tendrá salario). Sume los tres guarismos y desmáyese...
Montealegre Lynett, ibaguereño de cuna, de familia de clase media dedicada al cultivo de la tierra, optó por la cátedra del derecho constitucional en Erlangen, Alemania. Y, no contento con sus apetencias, entre 1997 y 2001 ofició como viceprocurador general de la Nación y, siguiendo su itinerario insaciable posteriormente fue elegido magistrado de la Corte Constitucional, hasta el 2004, cuando abdicó. También hizo tránsito a ser el séptimo fiscal general de la Nación.
Investigador invitado de la Universidad Complutense de Madrid, es autor de varios libros sobre derecho penal. Representa el abogado de marras, lo que Petro ha desenfundado de su carcaj como la “codicia”. Ni más ni menos. Pero el presidente, piensa en él, confía en él, lo llama a él, lo busca a él, siente que es él, no hay otro como él y lo designa... Tiene sus “culebras”, como Sandra Morelli Rico, cuando fungía como contralora general de la república, quien denunció su fantochada por sus impudicias y es el mismo celebérrimo que posaba como: mediático, confrontador público y amante de las contrataciones a gran escala.
Hace once meses, Montealegre afirmó a pie juntillas que “por decreto se puede convocar a una Asamblea Nacional Constituyente y por esta vía, se puede llegar a una reelección presidencial. Solo le bastaría al primer mandatario, enviar el decreto a control constitucional y si la Corte determina que encaja en los parámetros de la carta política se convoca al pueblo y se necesitan 12 millones de votos para que nazca la constituyente”. Todo un Monte-Alegre.
Sus ideas que estremecen al país, son todo un rediseño institucional a la guachapanga y a la fanfarronada. En un programa radial de opinión, inquirieron acerca de cuál es el partido al que pertenece Montealegre: Si a la derecha o la izquierda. Y el analista dijo sin ambages: ¡Al partido contratista!
Padrino de los corruptos ex magistrados Bustos y Ricaurte, traficante de puestos en la Fiscalía para familiares, Montealegre les escribió a todos sus contactos —sin querer queriendo — que Petro era un corrupto arrogante sin ética y contra el cual había que resistir. Hoy, está alineado con su desvarío y su delirio. Definitivamente, nos gobierna una horda de iscariotes que no conocen la vergüenza.
