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S.O.S. Inversión extranjera

Las cifras de esta semana del Banco de la República sobre la disminución del 10,9% de la inversión extranjera directa en el primer trimestre de este año, en comparación con el mismo periodo del año anterior, es tan sólo una de las muchas alertas que vienen apareciendo.

10 de junio de 2023
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  • S.O.S. Inversión extranjera

Por Luis Diego Monsalve - redaccion@elcolombiano.com.co

Y finalmente, la palabra más temida por los inversionistas parece ser hoy la regla en el país: INCERTIDUMBRE.

Con el retiro del ministro Ocampo, quien había intentado sortear por todos los medios las salidas en falso para dar tranquilidad a los mercados; las cambiantes decisiones y señales en materia de hidrocarburos que ha sido uno de los sectores de mayor inversión; las distintas reformas que parecen destruir lo construido y encarecer costos; el grave deterioro de la seguridad; y finalmente los recientes escándalos políticos, el panorama para la inversión extranjera parece cada vez más sombrío.

En Colombia, a pesar de las diferencias políticas y estilos de gobierno, llevábamos más de tres décadas creando condiciones de crecimiento económico y desarrollo, donde la inversión extranjera venía jugando un papel fundamental. Esto había permitido apoyar políticas sociales con resultados tangibles en materia de reducción de pobreza, cobertura universal en salud y mayor acceso a la educación, entre otras. Si bien es claro y urgente, como lo ha demandado la ciudadanía, reducir la desigualdad y avanzar más en la agenda social, desconocer todo lo logrado y empezar de cero, es una barbaridad.

Las cifras de esta semana del Banco de la República sobre la disminución del 10,9% de la inversión extranjera directa en el primer trimestre de este año, en comparación con el mismo periodo del año anterior, es tan sólo una de las muchas alertas que vienen apareciendo. Y es que la narrativa para promocionar el país en el extranjero más allá de basarse en los recursos naturales y la ubicación estratégica, que podemos compartir con muchos países similares, se sustenta en realidad en nuestra estabilidad macroeconómica y en unas reglas de juego claras que permiten a los inversionistas tener confianza y reducir su nivel de incertidumbre. Cualquier duda que se les plantee, únicamente generará que inviertan en otros países, o que la decisión de invertir en Colombia tenga mayores condicionamientos.

Es muy preocupante que decisiones apresuradas e improvisadas del gobierno estén borrando años de trabajo y de esfuerzos interinstitucionales. Una muestra clara, y de la que hablamos con conocimiento de causa por haber participado en el proceso, es la inversión china en Colombia. A pesar de haberse logrado que ese país sea el mayor inversionista de Asia en Colombia, hoy los proyectos más representativos se encuentran en vilo. La primera línea del metro de Bogotá, después de ser finalmente contratada e iniciar obras luego de más de 80 años de discusiones, por caprichos del gobierno, está otra vez en el debate de si debe ser elevada o subterránea. La mina de Buriticá de la empresa Continental Zijin, ha paralizado parte de sus operaciones y amenaza con cerrar y abandonar el proyecto, ante los ataques que ha sufrido y el deterioro de las condiciones de seguridad. Por último, en el caso del Regiotram de la Sabana de Bogotá, la ANLA archivó la licencia ambiental poniendo el proyecto en stand by.

Los proyectos que se suponía debían ser ejemplo para atraer mayor inversión, hoy por cuenta de las decisiones del gobierno, se han convertido en lunares que ponen en riesgo nuevas inversiones; demostrando únicamente la falta de garantías, seguridad, estabilidad jurídica y de rumbo que existe hoy en el país.

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