Solo se oculta lo que se quiere mantener secreto, lo clandestino, generalmente por sus componentes malévolos, para planear un crimen o un robo, la destrucción de un enemigo, un ataque vicioso, o la consumación de una traición.
¿Cuál de estos despreciables motivos sería el que llevó, la semana pasada, a reunirse de manera “clandestina” a Juan Manuel Santos, Iván Cepeda, “Timochenco” y al exministro Juan Fernando Cristo, todos archienemigos del expresidente Álvaro Uribe?
Para los que conocen bien las características de estos personajes, en especial las de Santos, seguramente lo que planeaban era una traición. O, quizá otro vicioso ataque, plagado de los usuales y truculentos embustes, para otra vez tratar de acabar con su archienemigo. Pues Uribe, hoy parece haberse librado de la reciente trampa en su contra, ejecutada, quizá, con la complicidad de ciertos magistrados de la Corte, beneficiarios de jugosos contratos durante el gobierno de Santos.
Y ¿por qué la tal reunión, en medio de la noche, tenía todas las características de ser clandestina? Por el revuelo que armaron los guardaespaldas y agentes de seguridad de dichos personajes contra el periodista Gustavo Rugeles, quien se presentó a confirmar y cubrir la noticia. Eran más de 20 guardaespaldas, con armas de fuego, los que quisieron impedirle tomar fotografías de los carros y las ventanas donde sucedían los hechos y, finalmente, exigieron su retiro del lugar.
Aparentemente, más tarde, se unieron otros dos capos de las Farc a la “inocente tertulia”, Pablo Catatumbo y Pastor Alape. ¡Qué tal el grupito!
Para tratar de “camuflar” las cosas, Juan Manuel Santos dio una explicación en El Tiempo, el 5 de septiembre, acompañada con una foto muy digna, diciendo que solo se trataba de una reunión para proponer unas posibles modificaciones a la JEP. Que de Uribe nada se había hablado. Da risa, ¡así de estúpidos nos cree Santos!
Esta reunión viene luego de que se destaparan los contratos adjudicados durante el gobierno de Santos, por $574.674.360 (Dapre), al magistrado César Reyes, juez orientador de la instrucción contra el expresidente Uribe en la CSJ. Los mismos en los que participó su antiguo socio, Fernando Jiménez, hoy su magistrado auxiliar en la Sala de Instrucción. “Mermelada” que se constituye como serio elemento para haberse declarado en el caso de Uribe.
A esto se suma el contrato de Alba Lucero Alarcón, hermana del presidente de la Sala, por $19.800.000 con el Sena; y otro de Jorge Gregorio Rueda, hermano del magistrado Rueda, con Ecopetrol.
¿Enmermelados? ¡No, qué va!
Lo único sorpresivo de esta reunión fue la ausencia de Gustavo Petro. Porque a nadie escapa la amistad de Santos con el exguerrillero. Hasta muchos piensan que Juampa es el jefe de la campaña presidencial de Petro. ¡Ajá! Como dicen los costeños.