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Una de las capacidades de los humanos, que parece comparten muy pocos animales, tal vez solo la chara californiana, ave de la familia de los cuervos, es la de planear para el futuro.
Pero millones de colombianos han perdido esa capacidad (situación común en el mundo neoliberal moderno) de la cual el covid-19 es apenas un ingrediente adicional.
Algunos psicólogos y expertos consideran que la incapacidad de planear para el futuro es parte de la naturaleza humana, mas no todos concuerdan.
En The Conversation, Chris Zebrowski, especialista de gobernanza para emergencias de la Universidad Loughborough (Reino Unido), lo pone claro: “nuestra proclividad al cortoplacismo ha sido socializada. Es el resultado de las formas como estamos organizados hoy social y políticamente”.
Y explica: los negocios priorizan las ganancias de corto plazo sobre resultados a más tiempo por la respuesta que deben dar a accionistas y prestamistas.
Los gobiernos, también, desechan los proyectos de largo plazo en favor de soluciones rápidas por los periodos de cuatro años (poder poner las placas recordatorias).
Empero hay ejemplos de planeación a largo plazo como los seguros y los sistemas de seguridad social para citar dos.
Es decir, se puede pero no podemos. Atados a no tener futuro. ¿Cómo lo van a tener los empleados por órdenes de prestación de servicios si nunca saben si en unos meses tendrán trabajo? Ni vacaciones ni una casa pueden contemplar.
¿Cómo puede planear el 46 % de los colombianos que trabaja en la informalidad? Su mundo y su vida es el día a día (la pandemia lo enrostró).
¿Cómo pueden pensar a largo plazo agricultores como los paperos, los cultivadores de plátano, yuca y más productos si los tratados de comercio que les establecen gobernantes y empresarios no les ofrecen seguridad? Apabullados además por el cambio climático que les ha variado períodos de siembra y estropeado cosechas.
¿Cómo pueden planear miles de estudiantes de secundaria cuando la universidad es bien escaso que se les niega? Y de lograrlo, estudios recientes muestran que a muchísimos no les asegura nada.
El que tiene salario mínimo, el que no cotiza para pensión... etc. Unos ejemplos de la dura realidad con la que millones chocan, esa imposibilidad de saber cómo estarán y qué pasará mañana. Al menos la chara guarda comida para después, las personas no pueden.
Pura pervivencia en un modelo económico tipo embudo. No es justo y hay que luchar por cambiarlo.
Maullido: Vacunación en Colombia cayó 20 %, Medellín se salva si contamos las de los combos.
