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Sin pruebas, pero sin dudas

No tengo pruebas, pero tampoco tengo dudas de que la elección de Petro fue fraudulenta, como la de Santos en 2014. Dos elecciones fraudulentas en ocho años es demasiado.

Increíblemente, a las más de 50 organizaciones, incluida la MOE, que supuestamente “acompañaron” las elecciones no les pareció llamativo que los 1.240.063 votos adicionales de segunda vuelta no se distribuyeran de manera más o menos uniforme entre todos los departamentos. El 64,5 % provino de los siete de la costa atlántica, más Nariño, Cauca y Valle, fortines electorales del petrismo.

Esta concentración es llamativa porque esos diez departamentos aportaron, en primera vuelta, 32,2 % de la votación. Las circunscripciones grandes, Antioquia y Bogotá, que en primera vuelta pusieron 31,2 % del total, contribuyeron solo con 8,9 % de los votos adicionales.

Con el resultado de la primera vuelta cundió el pánico entre los petristas. Los votos de Hernández y Gutiérrez excedían ampliamente los de Petro y Fajardo. Era necesario buscar votos adicionales, pues sin ellos estaban perdidos. Con una participación de 55 % en primera vuelta, parecía que la olla estaba raspada. Pero en esa campaña había expertos que sabían dónde encontrar votos y cómo conseguirlos.

Atlántico siempre es de fiar. En 2014 su votación creció 70 % entre primera y segunda vuelta, aportando 11,2 % de los votos adicionales que le dieron el triunfo a Santos. En esta oportunidad, ya estaba algo resteado, pero creció 128.554 votos (14,6 %), para contribuir con 10,4 % del aumento nacional. El 69,7 % de esos votos salieron de Barranquilla y, cómo no, de Soledad, que nunca decepciona.

Soledad es la sede del mercado spot del voto en Atlántico. Allá se vota entre tres y cuatro de la tarde, cuando acuden candidatos urgidos de un ajuste de última hora. En las elecciones del Congreso se contabilizaron 157.866 votos, en la primera vuelta solo 137.563. Los expertos sabían que había de dónde raspar y sacaron 23.773 votos más, equivalentes a 1,9 % de la votación incremental nacional. Nada mal para un municipio que representa 0,8 % del censo electoral.

Se registraron fantásticos aumentos. En la mesa 6, de la zona 3, aparecieron 125 votantes más y en la 5, de la zona 90, fueron 100, para aumentos de 112 % y 80 %. Las 60 mesas de las zonas de la 1 a la 10, en las que la votación aumentó 20 % o más, aportaron el 10 % del voto incremental de Soledad, donde había instaladas 882 mesas.

Las anomalías en la distribución de la votación incremental a nivel departamental se reproducen de manera fractálica a nivel municipal y luego a nivel de zona y mesa. Ello es así porque los votos se negocian por paquetes: en tal mesa deben aparecer tantos votos.

Si no estuviera ocupada en el empalme, la directora de la MOE podría ordenar que se compare a nivel de mesa, con las actas de los jurados o formularios E-14, las votaciones de las dos vueltas presidenciales de 2022. Esto evidenciaría el monstruoso fraude en la elección de Petro 

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