Estación Enero, a la que llegan recién nacidos y gente que se está muriendo, los que andan en la mitad de la vida (aunque cuál sea esta mitad nunca se sabe) y algunos que ya han planeado todo el año (incluyendo planes B, C, D), seguidos por muchos que se acaban de hacer la prueba de covid (griposos, resfriados, tosientes) y los que miran las predicciones comiéndose las uñas o comparándolas con otras que, por ser lugares comunes de la historia, se dieron de alguna manera, anexando al hecho teorías conspirativas, versículos del Apocalipsis, cuartetas eternas de Nostradamus y prospectivas financieras no muy positivas frente a los precios que siguen subiendo, dicen que porque ahora el negocio de los chinos es la administración de la escasez de containers y el almacenamiento de materias primas e insumos en las bodegas de puertos diversos, aunque lo cierto es que podría haber especulación y acaparamiento. La economía es un tira-y-afloje en el que unos ganan y otros pierden; perdiendo los que dependen y aportan poco.
Este 2022, que por gematría compone el número 6 (que en el Tarot es la carta de los amantes, pero también el de los caminos que se bifurcan), llega cargado de problemas heredados, unos creados por malas administraciones (por sus desaciertos y mentiras) y otros por el calentamiento global (seguimos escurriendo la naturaleza), las variaciones del virus (siempre con indicios pánicos) y la confusión económica nacida de las especulaciones de bolsa, los movimientos raros entre los grandes grupos y la falta de visión política para el sostenimiento y creación de industrias. A lo anterior hay que sumarle la sobrepoblación y el desorden de las ciudades, la delincuencia legalizada (ya es costumbre) y la salud mental, muy afectada por la pandemia y el exceso de información contradictoria.
Pero ningún año comienza limpio (realmente el nuevo año es solo un asunto contable), así como pasa en los cumpleaños, en los que el hecho de celebrarlos no cambia al festejado, sino que lo muestra con todo lo que carga. Y bueno, aquí vamos en el tiempo, resolviendo problemas, viviendo a lo que venga (muchos sobreviviendo), haciéndonos preguntas y tratando de poner en orden lo más cercano, que es el lugar donde vivimos y construimos realidad. Aclarando que la realidad no es solo lo que llega de afuera, sino lo que somos dentro, es decir, la capacidad de interpretación que tengamos sobre lo que pasa, que antes que emocional debe ser racional. Ha llegado un nuevo año, pero este año es todo lo que hemos hecho. Partamos de ahí.
Acotación: la prospectiva se entiende como el planear hacia adelante con base en lo que ahora pasa. Sucede igual con las megatendencias, que se dan acordes a lo que sabemos y tenemos, a lo hecho y a lo por corregir. Así han sido siempre los tiempos