Por José Guillermo Ángel R. - memoanjel5@gmail.com
Estación Incertidumbre, a la que llegan los que son y quizá no lo sean, los grandes que vistos desde otro ángulo son chiquitos, los que están aquí y dicen que no están, los que sostienen una cosa queriendo decir otra, los que apagan una bombilla para que haya claridad, los que leen pensando en otro libro (lo que es un derecho, según Macedonio Fernández), los que hablan a manera de rompecabezas (perdiendo algunas piezas), los aliviados que se siguen sintiendo enfermos y coleccionan citas, los viejos que trotan para ser jóvenes (muy consumidores de tenis), los que hacen dietas mentales y siguen comiendo más que antes, los que duermen atentos a no estar dormidos y los que hacen análisis sobre lo que no existe. Y en este mundo de opuestos que ocupan un espacio en un mismo significado, no faltan los que dicen que el pasado peor será el futuro, que pensar bien es algo que termina en mal, que uno se casa para divorciarse y que la única manera de hacer rendir el dinero es no gastarlo.
La contradicción, que en un pensador de renombre es aceptable (Miguel de Unamuno decía que no se puede pensar lo mismo todo el tiempo, a menos que se esté muerto), es una contante en este mundo que habitamos. Y así ya no vamos a cualquier parte (como libremente lo hace un animal) sino que andamos con cuidado, pues lo que se diga o haga puede ser interpretado como se quiera con el argumento de que todo es relativo (y las más de las veces ofensivo), sin entender que la relatividad es un asunto de masa, espacio y tiempo. Pero esto importa poco, pues lo que se mueve son interpretaciones al amaño, caos en las agendas, poca profundidad en lo que se analiza. Y todo en medio una aceleración que, si para, sigue con la inercia.
Y en esto de todo es relativo, el planeta no está enfermo sino en poder de ecologistas alienados por las yerbas. La ciencia llega al extremo de analizar globos con posibles extraterrestres adentro y la política se mueve con emociones y sin memoria, mientras la economía se quiere sostener en modelos extractivistas y contaminantes. Y es que las cosas son así, pero pueden ser de otra manera según los intereses y creencias: el mundo se acaba como castigo de D-s y no a consecuencia de la explotación desmesurada, por ejemplo. O que el dólar sube o cae según la aceptación política y no por lo que pasa en los mercados. Pero ahí vamos, relativizando, siendo y no siendo, y esperando a Godot, como en la obra de Samuel Beckett; un Godot que nunca llega porque es relativo que esté o no este aquí.
Acotación: en lo relativo la etimología de una palabra pierde su contenido, la sociedad su forma y el pensamiento su función. Claro que puede ser .