Desde las matanzas de noviembre en París, en España ha habido una abundante ración de reacciones y declaraciones pintorescas por parte de políticos, tertulianos ramplones (si es que esto no es una redundancia) y particulares que envían sus mensajes a la prensa o a las redes sociales. Lo habitual es que a todo el mundo se le llene la boca en seguida y, con gran contundencia, empiece así: “Lo que hay que hacer es ...”, o bien: “Lo que en ningún caso hay que hacer es ...” La ufanía con que los españoles dictaminan es aún más llamativa si uno escucha a los dirigentes extranjeros mejor informados o lee a los analistas (también casi siempre extranjeros) que parecen tener alguna idea fundamentada sobre el problema: no se ponen de acuerdo, no ven con...