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Por Filanderson Castro Bedoya
Universidad de Antioquia
Facultad de Psicología, 8° semestre filanderson.castro@udea.edu.co
Los hogares colombianos se han convertido en auténticos campos de batalla, la muerte, el dolor y el sufrimiento se han apoderado de aquellas viejas y coloridas casas coloniales donde en antaño se vivenciaban las más acogedoras reuniones decembrinas, donde a pesar de la escasez se vivía en armonía.
Y aunque suene exagerada la analogía, crítica es la situación que actualmente enfrenta la convivencia familiar colombiana, con cifras que superaron los 100.000 casos de agresión de pareja e intrafamiliar hacia la mujer en 2018, acompañados de alarmantes datos de violencia sexual, suicidio y homicidio se muestra la cara oculta e infame del día a día de uno de los países “más felices del mundo”. Pero, ¿Qué es lo que sucede? Hay varios factores a los que podemos echar “culpas” de las conductas violentas de los colombianos; la ansiedad y el estrés de una economía en crecimiento, la construcción cultural de las soluciones a las malas, el consumo excesivo de alcohol, el poco interés del Estado en la salud mental, incluso la difusión continua de la crueldad en medios que normaliza las conductas violentas en el país.
¿Quizás se ha desvanecido la tierra de los carnavales, el baile y las sonrisas? Quisiera pensar que no es así, pero con el pasar de los días más pareciera que esa antigua comunión familiar ha sido arrebatada por el odio y la rabia, por el actuar inconsciente de un padre que lastima su compañera de vida, de un hijo que violenta a aquella mujer que le dio la vida o de un hermano que rompe sus lazos de sangre, con sangre.
Es evidente que en Colombia no solo se libra una guerra con los grupos ilegales, también se libra una guerra interna que, aunque silenciosa, genera más daño que cualquier conflicto armado que podamos y pudimos vivir, porque cuando se destruye la célula fundamental de la sociedad, no hay ni habrá acuerdo o negociación que pueda convertir al país en una tierra de paz . n
*Taller de Opinión es un proyecto deEl Colombiano, EAFIT, U. de A. y UPB que busca abrir un espacio para la opiniónjoven. Las ideas expresadas por los columnistas del Taller de Opinión son libres y de ellas son responsables sus autores. No comprometen el pensamiento editorial de El Colombiano, ni las universidadese instituciones vinculadas con el proyecto.
