Por SHMUEL ROSNER
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El 21 de marzo, en la noche aquí en Israel, después de que el presidente Donald Trump anunció que “es hora de que Estados Unidos reconozca completamente la soberanía de Israel sobre los Altos del Golán” y nuestro primer ministro Benjamin Netanyahu, agradeció al presidente por su “histórica” decisión, yo quería hablar con alguien de confianza sobre el asunto, alguien con perspectiva. Así que contacté a Zvi Hauser.
Hauser fue secretario en el gabinete bajo Netanyahu y es candidato al Knesset en nombre del Partido Kahol Lavan, que quiere destituir al primer ministro en las elecciones generales del 9 de abril. También es un defensor del reconocimiento estadounidense de la soberanía de Israel sobre los Altos del Golán.
Con menos de tres semanas hasta el día de elecciones, Hauser mantiene sus prioridades en orden. Él sabe que Netanyahu será reconocido por el público por el reconocimiento estadounidense hacia el control de Israel sobre el Golan. Él entiende que el presidente intervino para mejorar las probabilidades de Netanyahu en una campaña reñida. Sin embargo, Hauser estaba contento. Llamó la noticia “Un punto de inflexión en los anales de Medio Oriente” y dijo que quería “agradecer al presidente Trump y al primer ministro Netanyahu”.
Hauser no estaba solo entre los rivales de Netanyahu en su alabanza por la decisión de Trump. En todo el espectro político israelí, los políticos apoyan que Estados Unidos reconozca el control de Israel sobre los Altos del Golán.
De hecho, la declaración de Trump el 21 de marzo fue un gran avance. Es el último clavo en el ataúd de la línea de 1967: la línea de armisticio que separó a Israel de sus vecinos antes de la Guerra de los Seis Días. Más de 50 años desde que esta línea fue cruzada por el ejército israelí, finalmente podemos despedirla.
La parte de los Altos del Golán controlada por Israel es un territorio de 500 millas cuadradas encajado entre el noreste de Israel y el suroeste de Siria. Siria gobernó esta área hasta 1967. Luego Israel la ocupó. Desde entonces, ha habido cerca de 50 años de negociaciones, con Siria reclamando el territorio e Israel exigiendo un acuerdo de paz.
Sin embargo muchos israelíes sabían que nunca debería ser, ni sería, devuelto a Siria. El área era demasiado importante estratégica e históricamente. En 1981, el Knesset aprobó una ley esencialmente anexando el territorio. No obstante las negociaciones continuaron, con primeros ministros sucesores haciendo acercamientos a los sirios, hasta que la guerra civil siria, y la toma de gran parte de Siria por parte de Irán y sus representantes, pusieron fin a la farsa.
Israel no tuvo más que abandonar la idea de retirarse de los Altos del Golán. Pero esta realidad involucra una reforma completa de la forma en la que la comunidad internacional piensa no sólo sobre los Altos del Golán sino también sobre todas las tierras que Israel ocupó en 1967. La formulación de “tierra por la paz” durante las últimas cinco décadas ha sido la base de todos los procesos de paz entre Israel y Egipto, Siria y los palestinos. Trump parece haber aceptado la posición del gobierno de Israel y ha renunciado a la idea de que Israel tiene que retirarse a una línea de décadas para obtener la paz.
La retirada funcionó para Israel una vez, en 1979, cuando firmó un acuerdo de paz con Egipto y abandonó la península del Sinaí, la cual también fue ocupada en 1967. Pero eso sentó un precedente problemático. El Presidente Anwar Sadat de Egipto insistió en que Israel devolviera la península completa, hasta la última pulgada. Israel decidió que la recompensa valía la pena por el precio, ya que un importante país árabe acordó romper con otros Estados árabes y aceptar la legitimidad de Israel. Pero había un costo oculto e imprevisto: los adversarios de Israel, en futuras negociaciones, exigirían el mismo tipo de compensación. La línea verde, que Israel controlaba antes de la guerra, se convirtió en el punto de partida para todos los países árabes, incluida Siria. Se convirtió en una fórmula sagrada, adorada por la comunidad internacional.
Lo que Trump está haciendo se extiende mucho más allá de la habilidad de Israel para controlar los Altos del Golán, asentarlo e invertir en ellos. El presidente americano está retrocediendo el tiempo hasta antes del acuerdo de paz con Egipto, a un tiempo cuando Israel podía argumentar que la recompensa por la paz es la paz - no tierras.
Siria, por supuesto, probablemente no aceptará esto. Al menos no en el corto plazo.