“Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único”. Esta afirmación se constituye como fórmula o Confesión de fe, del evangelio de Juan que recoge el núcleo esencial de la vivencia cristiana.
De este amor grande de Dios al mundo, emana toda la fuerza y fundamento de nuestra consolación y esperanza. El principio y fundamento de toda historia humana y del mundo en todos los tiempos. Por ello, es justamente una de las expresiones más bellas y alentadoras de todo el lenguaje cristiano y de la Biblia en general.
¿Cómo amamos al mundo? La respuesta es amplia y diversa. Con un amor humano que ofrece múltiples expresiones: paternal, maternal, fraternal, de pareja, social etc. Un amor, sano, de pasión y compasión, intenso e interesado. Amor fuerte en...