En el planeta ‘selfie’, donde lo que no pasa por las redes sociales desaparece del mundo real y tangible, habitan dos formas humanas cuya obsesión es la imagen: las reinas de belleza y los políticos.
Las reinas de belleza temen a que la captura in fraganti no corresponda a su título de “Miss”: la espontaneidad no siempre es amiga de las cámaras. En el caso de los políticos hay algo que trasciende la vanidad: con cada foto construyen su presente, su futuro en el ámbito de lo público. Cualquier imagen puede ser usada a su favor... o en contra.
Algunos políticos e instituciones observan un protocolo estricto, hasta donde les es posible, frente a la toma de fotografías: no es fácil acceder a imágenes en el comedor de la Casa de Nariño, del presidente...