Por Andrés Uribe Merino - redaccion@elcolombiano.com.co
Por más contraintuitiva que parezca, cuando hablamos de aeropuertos, esta afirmación es absolutamente cierta.
Con 5,6 millones de habitantes en el área de influencia del aeropuerto y siendo sede de 6 de las 10 multilatinas colombianas en el top 100 latinoamericano, Antioquia apenas está empezando a consolidar un centro de conexiones. La causa de esta demora: ¡tiene dos aeropuertos!
La función principal de un centro de conexiones es concentrar tráfico de pasajeros en un solo aeropuerto, para que de allí conecten con múltiples destinos. Al contar con dos aeropuertos, no se cumple con esta premisa básica, pues se divide el tráfico en dos aeropuertos. Por ejemplo: cuando un pereirano, manizaleño o monteriano, entre otros, viaja a Miami, lo hace naturalmente por Bogotá o incluso por Panamá, ya que si escoge a Medellín como punto de conexión llegaría al Olaya Herrera y de allí tendría que tomar un taxi que lo lleve a Rionegro, igual al regreso. Nadia hace eso. Si dichos pasajeros llegaran a Rionegro, harían viables más vuelos desde allí hacia otros destinos que hoy cuentan con pocos o ningún vuelo. Al hacer posibles esos vuelos, ellos a su vez viabilizarían otros más, entrando así en un círculo virtuoso de crecimiento de tráfico de conexión, que a su vez pone a disposición de los habitantes de la región. Los beneficios económicos de un gran hub de conexiones serían enormes para la región.
El plan de cerrar el Olaya Herrera tiene todo el sentido, tanto en el ámbito urbanístico como en el aeronáutico. Sin embargo, es un plan de largo plazo, no se puede cerrar así no más, ya que colapsaría el aeropuerto de Rionegro. Este aeropuerto debe primero prepararse para la llegada de los vuelos comerciales que hoy operan en el Olaya Herrera, que no son pocos. El José María Córdova necesita primero ampliar su terminal —muy limitada, por cierto—, aumentar el número de posiciones de estacionamiento de aeronaves, implementar un sistema robusto de manejo de equipajes y, por supuesto, aunque más adelante, iniciar la construcción de su segunda pista paralela.
La idea de hacer un aeropuerto en San Pedro o Santa Fe de Antioquia, dedicado a la aviación general, con escuelas de aviación y demás, también tiene mucho sentido, ya que permitiría dedicar el José María Córdova casi exclusivamente a la operación comercial de pasajeros y carga. Esto evitaría lo que actualmente pasa en Bogotá, que es altamente ineficiente, entre otras cosas, por la gran diversidad de aeronaves y operaciones —militar, general, privada y de Estado— que desde allí se realizan.
Cerrar el Olaya Herrera y concentrar todo el tráfico en el José María Córdova es una decisión que se ha venido aplazando desde hace muchos años, ya que hay detractores que, por ignorancia o simplemente por egoísmo de mantener el privilegio de volar desde allí, han plantado una oposición férrea. Las autoridades del departamento y municipios involucrados deben tomar decisiones por el bien general y no defender los intereses de unos pocos. Los beneficios económicos que traería para los antioqueños un gran hub de conexiones serían enormes y la mejora en calidad de vida para los Medellinenses, invaluable