viernes
7 y 9
7 y 9
Día tras día vemos y oímos sobre la gran tragedia que vive Venezuela, el hermano país tiene escasez en todas las áreas y un mandatario sordo y mudo ante semejante miseria.
Mejor dicho, desde los tiempos del señor Chávez, cuando repetía sin cesar: “¡Exprópiese! ¡Exprópiese!, no oíamos semejantes estupideces.
Sí. En ese momento muy pocos imaginábamos que esa palabra, junto a otras medidas del señor Chávez, llevaría a esa nación –otrora una de las más ricas de Suramérica- casi a la ruina total. Con su política del “Socialismo siglo XXI” enamoró al pueblo, el cual cayó en sus manos sin estudiar ni analizar los peligros que tales pasos traerían sobre su país. Cantos de sirenas. Sedujo a las masas, las embelesó con ilusiones falsas pero.... huyeron los capitales, los cerebros más pensantes y los profesionales más preparados. Desaparecieron las inversiones de propios y extranjeros. Lentamente la industria y el campo se extinguieron y los inversionistas fueron desterrados. Y hoy, tristemente, Venezuela está completamente hambrienta y sin fuentes de trabajo.
Por si fueran pocos los problemas de subsistencia física, ese país tiene un presidente absolutamente desubicado (o falto de cerebro) y empeñado en hacer creer que allá no tienen problemas, mientras el mundo entero ve a través de las modernas comunicaciones instantáneas, como la televisión y la radio, todos los pasos de ese sátrapa, cómo botó las ayudas extranjeras de alimentos enviadas desde otras naciones.
El señor Maduro, un mandatario torpe, ahorcado por casi todos los costados, sigue empeñado en mentir y mentir para continuar las pautas que marcó Chávez. Si tuviera dos dedos de frente, debería reconocer el fracaso del “Socialismo siglo XXI” y aceptar que solo le queda refugiarse en La Habana.
Pero no todo está perdido. Guaidó, el candidato de la oposición, es la gran esperanza de Venezuela, es capaz y equilibrado, podría revivir a ese país.
Ahora es el momento para que Colombia identifique a personajes similares, mitómanos compulsivos, promeseros y disociadores politiqueros que aspiran al solio de Bolívar. No sigamos los pasos venezolanos que pasaron de la riqueza a la hambruna.
