Capaz de inventar la electricidad, poner un pie en la luna, desarrollar vacunas para anticiparse a las enfermedades y deconstruir un átomo, el ser humano dispone también de habilidades infinitas para la estupidez y la autodestrucción, como prueban las últimas matanzas perpetradas por la “marca blanca” de Al Qaeda o al menos en su nombre. Desconocemos qué ha logrado el asesino de Niza, salvo acabar con la vida de casi un centenar de inocentes, incluidos diez niños, y sembrar un dolor innecesario en este mundo nuestro tan inestable. Poco más. Hemos llegado al extremo de que cualquier descerebrado cree que puede ganarse el cielo segando vidas como quien aplasta hormigas. Buena parte de culpa en esto la tienen los clérigos musulmanes, que deben...