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Lo que emitió la comisión de expertos no fue un visto bueno. Fue un diagnóstico de algo que ya conocíamos. La Comisión dio fe de la debilidad institucional en la que está Colombia, reconociendo la falta de información, la dificultad del acceso a la información y el poco recurso humano y logístico de la ANLA en un tema tan técnico como el fracking. De tal suerte que la constancia de la Comisión de Expertos es que falta mucho para que se pueda hablar en Colombia de un fracking responsable.
La interpretación que han venido dando ciertos grupos de interés a esto es que es una aprobación. Léanse bien el documento. No lo es. Al contrario, deja muchas advertencias e impedimentos para seguir en ese proceso sin que se haya dado un ajuste tanto de punto de vista humano como institucional, porque el fracking debe seguir siendo sometido al principio de precaución ante la ignorancia que tenemos de nuestra geología, la falta de institucionalidad que haga cumplir los requisitos mínimos. Así difícilmente podemos dar el paso siguiente.
Si el presidente Duque utiliza este concepto de manera tergiversada como algunos grupos de interés, pues será una prueba contundente de su improvisación y sobre todo de su mala fe, porque prometió como candidato un no rotundo al fracking.