Pico y Placa Medellín
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Hay dos componentes en nuestra cultura: la moralidad de una sociedad tradicional y religiosa, y el ético de la sociedad laica, que promueve una conducta de valores ciudadanos relacionados con el respeto al otro, la sociedad y el grupo. De todas formas, cuando se ordena nuestra sociedad en una república democrática, se hace desde los postulados laicos de respeto al otro, la autoconvicción y autonomía al individuo, pero hemos llegado a un estado de olvido de estos principios. Esto se ha relajado y es visible con la revictimización de las víctimas. En los accidentes los primeros que caen son los coyotes y rapiñeros a despojar a las víctimas, olvidando todo principio de convivencia y sociabilidad.
Si observamos la cris por la covid-19 es posible que tal situación se esté agravando por la pérdida de empleos y la falta del mínimo de adquisición para el sostenimiento de la vida y la familia. La mayoría de la economía del país es informal y la pandemia lo primero que atacó y destruyó fue la informalidad. Esa población que vive del sustento diario está hoy en la miseria y no se quedará quieta aguantando hambre y necesidades. El Gobierno debe crear estrategias para dotar a esta gente de un ingreso mínimo, así se evita que entremos en un periodo de asonadas, rapiñas, y anarquía muy grave.