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Una lectura inicial, todavía con el humo de los acontecimientos: primero, fue un atentado que doctrinariamente no se puede llamar terrorista, porque fue un atentado específico contra un blanco particular, una institución armada del Estado, en este caso la escuela donde la Policía forma a sus oficiales.
Segundo: un atentado de estos no se planifica en un día. Necesitan semanas, meses, de observación, vigilancia, determinación de vulnerabilidades, etc. Tercero: todo apunta, atendiendo su historia, por el modus operandi, a las células urbanas del Eln, que han hecho muchos atentados urbanos, tienen un largo historial de guerra irregular urbana, más que las Farc, y tienen explosivistas entrenados en Cuba. El fiscal dijo que el carro venía de Arauca, departamento controlado por el Eln. No obstante, hasta ahora no se descarta ninguna otra autoría.
Este atentado pone contra las cuerdas al gobierno. Creo que veremos a un Iván Duque antes y después de este incidente. El ambiente político está complicado. El presidente ha sido reticente a reiniciar el diálogo con el Eln hasta tanto no cumpla las condiciones impuestas, y el Eln tiene esa capacidad, entre otras cosas, podrían actuar en ciudades como Medellín para ejercer más presión. El presidente también pidió a Venezuela que dijera si cobijaba allá a los jefes del Eln.