Pico y Placa Medellín
viernes
0 y 6
0 y 6
En momentos en que la discusión del salario mínimo está sobre la mesa vuelve a surgir un tema en el que Colombia lleva dando vueltas sin que logre mayores avances. Se trata de la productividad, es decir, producir más y mejor con los mismos recursos.
Siempre se ha dicho que la productividad laboral en nuestro país es muy baja comparada con la de otras naciones. Ese es un hecho de a puño que volvió a ratificarse hace pocos días al conocerse cifras de The Conference Board, una organización internacional de investigación económica, que señala que en una hora de trabajo Colombia genera el 35 % de la producción promedio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde).
La situación es más dramática si nos comparamos con Estados Unidos, ya que cuatro colombianos producen lo mismo que un solo trabajador del país del norte. Habrá quienes automáticamente pensarán que es un tema de pereza o flojera a la hora de trabajar. Pero no, son otros los factores que impiden que produzcamos más y de manera más eficiente.
Sobre el tema, diversos estudios explican por qué Colombia sigue estancada desde hace varias décadas en productividad. Una de las principales conclusiones es la desconexión entre la academia y el mercado laboral. Las universidades no están capacitando a los estudiantes en las carreras y habilidades que demandan las empresas, lo que termina en una gran frustración para miles de estudiantes que después de hacer muchos sacrificios no logran ubicarse laboralmente. Basta con averiguar en cuántas instituciones de educación superior del país ofrecen carreras de inteligencia de datos, de genómica en agricultura o de arquitectura de block-chain y se puede llevar uno la sorpresa de que no existen aún esas carreras.
Y, por el contrario, el país tiene ya un exceso de profesionales como abogados o comunicadores sociales, solo para mencionar un par de ejemplos. Hay una gran falla en el sistema educativo, relacionada con la poca motivación que tienen los estudiantes para el estudio de materias como matemáticas y física. En el caso de las mujeres la situación es más compleja. Se estima que solo el 35 % de los estudiantes matriculados en carreras relacionadas con ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas (Stem, por su sigla en inglés) son mujeres.
En su más reciente informe, el Consejo Privado de Competitividad señala que para mejorar la competitividad y productividad del país se requiere ofrecer más y mejores oportunidades de educación y de trabajo para los millones de jóvenes que no trabajan ni estudian. El desempleo juvenil sigue estando en tasas muy elevadas, por encima del 20 %. El informe sostiene que un estudiante de 15 años en Colombia cuenta con 3,4 años de escolaridad menos en matemáticas; 2,7 en ciencias y 2,6 en lectura, respectivamente, frente a un estudiante promedio de la Ocde.
Otro factor en contra de la productividad es la movilidad e inadecuada infraestructura. Un trabajador que debe gastar más de tres horas diarias en desplazarse de su casa a su lugar de trabajo, y viceversa, no podrá ser tan productivo. Aunque la pandemia obligó a millones de trabajadores a quedarse en casa, especialmente los que laboraban en oficinas, lo que pudo contribuir a que ese tiempo se invirtiera de manera más productiva, hay que ver lo que pasará con el regreso al trabajo, más en las grandes ciudades, donde el tráfico cada día es más caótico.
También influye en que seamos menos productivos la poca inversión en innovación —seguimos produciendo las mismas materias primas con poco componente tecnológico—, y el bajo fomento al emprendimiento, hacia sectores y empresas más productivas. Según el Consejo Privado de Competitividad, en Colombia hay un universo empresarial muy disperso, con muy pocas empresas grandes y organizadas que pagan impuestos y parafiscales (el 1,2 % de esas empresas, alrededor de 20 mil, genera el 67 % de los empleos formales) frente a miles de pequeños micronegocios informales y poco productivos (1,5 millones de microempresas).
A ello se suma el hecho de tener un Estado poco eficiente que obstruye el desarrollo empresarial y lleva a que se pierda mucho tiempo en trámites burocráticos. Colombia tiene una de las mayores cargas regulatorias del planeta, lo que afecta el desarrollo de los negocios.
Con el debate del salario mínimo en marcha y a las puertas de las próximas elecciones presidenciales, es momento para que el tema de la productividad y cómo superar sus obstáculos se aborde de una manera seria, y que no quede, como otras veces, en pura retórica