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La historia de lo que ha pasado con Otoniel, lamentablemente, se ha contado más con el saboteo en las redes sociales, y con los comentarios de activistas que opinan detrás de un micrófono, que con la verdad.
Desde cuando lo capturaron, el 23 de octubre del año pasado, hasta hoy, han lanzado todo tipo de informaciones falsas para tratar de distraer y de enredar el trabajo del gobierno y de las autoridades. Que Otoniel y su defensa traten de utilizar toda serie de artimañas para evitar ser extraditado no es raro, al fin y al cabo es un delincuente de la peor calaña.
Pero lo que sí deja mucho que desear es que personas y opinadores teóricamente serios hayan caído en varias de las trampas que han lanzado Otoniel y su séquito. Con lo cual, en plata blanca, terminan ayudándole a uno de los peores capos del narcotráfico del país en sus tramas y narrativas.
Primero, cuando cayó, a Otoniel le creyeron la historia que él sutilmente filtró de que no lo habían capturado, sino que él se había entregado. ¡Hágame el favor! La opinión creyéndole a un vil delincuente. Por el mero prurito de desconfiar de las instituciones, que, valga decir, en este caso hicieron un trabajo excepcional.
Con el paso de los días y tras sus intentos denodados de no ser extraditado, se demostró que lo capturaron. ¿O para qué se habría entregado si lo van a extraditar? Y poco a poco se han ido conociendo detalles de la operación Agamenón —por la cual, finalmente, lo atraparon—, que comenzó en 2015 y dio sus frutos seis años después.
El segundo cuento que ha echado Otoniel es que no lo dejan hablar en privado con la JEP. “La defensa judicial del capturado denuncia tropiezos con la Policía para conocer la verdad del líder del Clan del Golfo”, es el reporte que han hecho algunos medios. Y, aún más, su defensa denuncia: “incluso lo han tenido esposado y bajo una vigilancia excesiva”.
Esas peticiones son casi delirantes. ¿En qué país del mundo al mayor narcotraficante y capo de la peor organización criminal lo van a dejar sin esposas y sin vigilancia en una corte? La petición es aún más extravagante si se recuerda lo ocurrido con Santrich. Luego de hacer una huelga de hambre en la cárcel, la JEP ordenó liberarlo y en un abrir y cerrar de ojos el exguerrillero, señalado de participar de negocios de narcotráfico, se voló.
Si en el caso de Santrich se trataba de un tipo sin grandes apoyos, y logró fugarse, cómo sería en el caso de Otoniel, que ha sido el jefe por años de una organización de cerca de 1.900 hombres. Hay que tener en cuenta que a Otoniel no lo capturaron antes porque se les escabulló una y otra vez, con un sistema de anillos de protección construido durante muchos años. Otoniel se convirtió en un hombre de guerra antes de llegar a su mayoría de edad: a sus 50 años, tiene más experiencia que cualquiera de sus perseguidores.
Y el tercer cuento de Otoniel y su defensa ha sido el sugerir que si lo extraditan se va a ir con él la verdad. La Corte Suprema avaló su extradición el jueves y el presidente Iván Duque la firmó el viernes y de inmediato salieron a decir algunos opinadores que quería callar a Otoniel. Otra vez un intento de manipular desconociendo lo que de verdad ha pasado en la historia. Ese mismo cuento echaron hace 14 años, cuando el expresidente Álvaro Uribe extraditó a los paramilitares y desde las cárceles de Estados Unidos han cantado más que, tal vez, lo que habrían hecho desde Colombia.
A los bandidos les gusta quedarse en Colombia, en donde la inevitable corrupción de algunos de los casi 60 sindicatos del Inpec le permite a cualquier preso con algo de plata y poder no pagar sus penas como debe ser. Y otra vez hay que decir que es insólito que personajes públicos y generadores de opinión le ayuden haciendo eco de su narrativa.
Que no se les olvide: Otoniel dirigía una organización que, según la DEA, saca al año 120 toneladas de coca, el 25 por ciento que produce Colombia. La misma organización que viola a niñas y mata a líderes sociales. Es el Pablo Escobar de estos tiempos. Y por eso, después de 12 años de operar cual capo, como Pedro por su casa, su captura y su extradición son, sin duda alguna, un gran logro del gobierno de Iván Duque y de las autoridades