viernes
7 y 9
7 y 9
En agosto la tasa de desempleo nacional que reportó el Dane (16,8 %) bajó de los niveles del 20 % que se habían observado en los meses anteriores, ocasionados en el fuerte impacto que el confinamiento tuvo sobre el mercado laboral. En particular, frente al mes anterior el desempleo es menor en 3,4 puntos porcentuales.
Es una buena noticia, pero hay que matizar su alcance y no hacer repicar las campanas antes de tiempo. Es el menor nivel de esa tasa que se observa desde abril, pero hay que tener presente que las comparaciones con los meses anteriores tienen el problema de la estacionalidad. Esta última corresponde a la repetición de determinadas variaciones en el desempleo (o en cualquier otra variable) cada cierto tiempo, normalmente igual o menor que un año. Por esa razón, los especialistas prefieren comparar los resultados con los mismos meses, para evitar caer en ese error, que distorsiona el análisis.
De hecho, si se compara el resultado de agosto de 2020 (16,8 %) con el mismo mes en 2019 (10,8 %), la tasa de desempleo empeoró en seis puntos, hecho preocupante que confirma que queda mucho por hacer en ese frente, sobre todo si se tiene claro que hace un año la tasa ya era alta y superior a un dígito.
De otro lado, hay que tener en cuenta que están actuando al tiempo varias fuerzas sobre el mercado laboral. Hay menos ocupados que hace un año (2,4 millones de trabajadores) y también más desempleados (cerca de 1,3 millones) en términos absolutos. Y hay un número muy importante de inactivos (cerca de 1,6 millones de personas). Estos últimos, por definición, no tienen empleo, pero tampoco lo están buscando. Si lo hacen, entran a ser parte de la población activa y si no consiguen empleo presionan al alza la tasa de desempleo.
Además, siguen estando presentes las características que se habían visto en las pasadas entregas de la información sobre el mercado laboral. Continúa la destrucción de empleos, como ya se mencionó, aunque en menor proporción que en meses anteriores. Así mismo, el desempleo urbano es más alto (19,6 %) que el que se observa en el total nacional. De hecho, en las 13 principales ciudades y sus áreas metropolitanas, en el último año, salieron 1,4 millones de trabajadores de la ocupación, y una parte de ellos aumentó el ejército urbano de desempleados.
De otro lado, los colombianos entre los 25 y 54 años fueron los más afectados por el desempleo, sobre todo en algunas ciudades intermedias. A las mujeres en ese rango de edad les va peor, ya que su tasa en el mes de agosto es de 21,7 %, frente al 13,4 % de los hombres, en esa edad. Según la información del Dane, de los 2,4 millones que salieron de la ocupación en un año, 1,5 millones son mujeres. Muy afectadas, estas últimas, porque trabajaban sobre todo en sectores que sufrieron más rigurosamente el confinamiento como el comercio, servicios personales, hoteles y restaurantes.
Son relativamente mejores números frente a los meses anteriores y muestran que la economía está reaccionando a la apertura gradual que decidió el Gobierno, pero si se da una mirada de largo plazo a esa misma información, queda en evidencia que el desempleo está cediendo muy lentamente y se siguen perdiendo empleos. Nuevamente el llamado es a diseñar programas creíbles para mitigar la herencia de alto desempleo que está dejando la pandemia.