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En un momento difícil para la economía colombiana sorprende gratamente que se tengan buenas noticias, como la que se conoció la semana pasada, según la cual se rompió el récord de ventas de vivienda en el mes de marzo. En ese mes, de acuerdo con los datos de la Galería Inmobiliaria, los colombianos compraron 21.124 unidades, con un crecimiento del 85 % frente al mismo mes en 2020. Los crecimientos fueron significativos para los dos tipos de vivienda que se consideran en ese total: la VIS (con un crecimiento de 88 %, para 14.713 unidades) y la No VIS (79 %, 6411 unidades).
Es cierto, puede existir un efecto base en el dato de crecimiento del mes de marzo, si se tiene en cuenta que en 2021 ese fue el mes en que se empezaron a sentir en Colombia los efectos de la pandemia, pero hay que tener en cuenta que el excepcional resultado cierra un buen trimestre para la vivienda, que en ese periodo creció 25 %.
El buen desempeño de la vivienda es destacable por varias razones. En primer lugar, porque los bienes con alto valor unitario como la vivienda, una característica que comparte con los electrodomésticos y los automóviles, son indicadores adelantados de los movimientos de la economía. Los hogares dejan de adquirir ese tipo de bienes cuando avizoran los malos tiempos y los vuelven a comprar porque piensan que las cosas pueden mejorar.
Recientemente, varios indicadores de intención de adquisición de bienes durables, como el que se calcula en la encuesta de opinión del consumidor de Fedesarrollo, o las ventas de vehículos, están mostrando la disposición de los hogares a comprar ese tipo de bienes. El dato de las ventas de vivienda resulta aún más definitivo para confirmar esa intención.
No solo es un asunto relacionado con el optimismo de los hogares frente al futuro; están presentes otros factores que facilitan su decisión. Hay que tener en cuenta que, por su alto costo, la compra de vivienda es un evento esporádico que se da pocas veces en la vida de un hogar, requiere, así mismo, una financiación importante y la constitución previa de un ahorro para cubrir la cuota inicial.
La realidad es que tanto la política monetaria como la política pública sectorial han favorecido la compra de vivienda al relajar esas restricciones, así mismo los hogares que conservaron su empleo tuvieron un ahorro, al verse obligados a restringir sus gastos por cuenta de las medidas de confinamiento. Debido a la primera política, los hogares tienen acceso a créditos más baratos gracias a que la autoridad monetaria redujo la tasa de interés de política a mínimos históricos, con transmisión a las demás tasas, y ha irrigado liquidez a la economía.
En la política sectorial han sido claves dos programas. Para el caso del segmento VIS, fue fundamental el fortalecimiento del programa Mi casa ya y la entrega de subsidios (se contempla que llegarán a doscientos mil). En el segmento No VIS, lo esencial ha sido la reanudación del impulso al programa Frech No VIS que entrega un subsidio para la compra de ese tipo de vivienda.
La reactivación de la vivienda es una muy buena noticia. Como se dijo es un indicador adelantado, en este caso de mejores tiempos. Además, la vivienda es un bien básico, complementario de otro tipo de consumo. Facilitar el acceso a una vivienda propia mejora el bienestar de los hogares colombianos