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Del “Made in China” al “Hecho en México”

Lo de la relocalización le está generando grandes beneficios a México. Para junio de 2023 el total de las exportaciones mexicanas había aumentado en un 5,8%, respecto al año anterior, y tal parece que esta tendencia va a continuar.

29 de abril de 2024
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  • Del “Made in China” al “Hecho en México”

Cada vez hay más pruebas de que la globalización va quedando atrás, y los empresarios chinos lo están demostrando al conseguir posicionar sus productos en el mercado estadounidense entrando por la puerta de atrás. Con mucha habilidad, y haciendo uso de lo que se conoce como nearshoring, están abriendo fábricas en México y aprovechan el tratado de libre comercio entre los países del norte para transportar sus productos libres de impuestos a Estados Unidos.

Con el “Hecho en México” que obtienen al fabricar allá, la jugada les sale redonda, porque no solo abaratan costos de transporte y se libran de los problemas que conlleva enviar mercancía desde tierras lejanas, sino que evaden las sanciones comerciales que Estados Unidos le impuso a China en esa guerra que no cesa entre los dos países.

Cuando asumió la presidencia en 2017, Donald Trump exigió que las empresas estadounidenses abandonaran China. Y ya en 2018 comenzó a aplicar fuertes aranceles a cientos de miles de millones de dólares en importaciones chinas. Frente a estas dificultades, las empresas chinas, que no tienen la más mínima intención de abandonar la economía estadounidense dado que sigue siendo la más grande del mundo, decidieron jugársela al nearshoring. Así pusieron en práctica esta estrategia de deslocalización que consiste en transferir parte de la producción a terceros que, a pesar de ubicarse en otros países, son destinos cercanos y con una zona horaria semejante.

Si Estados Unidos es el mayor importador mundial, China ha sido por muchos años uno de sus mayores proveedores, de manera que pese al enfrentamiento de sus gobiernos, los empresarios se necesitan mutuamente. Pensando entonces en acercar la producción a los clientes estadounidenses para limitar su vulnerabilidad a las tensiones geopolíticas, los chinos “descubrieron” México y allá se lanzaron.

El estado de Nuevo León, en la región del norte, se ha convertido en el escenario ideal para que 28 compañías chinas estén hoy invirtiendo miles de millones de dólares en fábricas para abastecer el mercado estadounidense. En 2021, las empresas chinas fueron responsables del 30 por ciento de la inversión extranjera en Nuevo León, solo superadas por Estados Unidos con el 47 por ciento.

Ni los americanos quieren volver a padecer el desabastecimiento que sufrieron durante y después de la pandemia ni los chinos quieren perder ese potencial de clientes. El cierre de actividades que se vivió a raíz del covid en tantos países golpeó la industria china y colapsó los puertos, dejando a las empresas con fábricas en Estados Unidos en una escasez de piezas tremenda. Por eso ahora muchas compañías exigen que sus proveedores tengan plantas en América del Norte para no correr el riesgo de perder su negocio.

Hoy se construye a una hora de Monterrey, capital de Nuevo León, un colosal parque industrial llamado Hofusan que tiene todas sus bodegas vendidas. Es más, hay reportes que indican que todo lo que se ha planeado construir hasta el 2027 ya tiene dueños. Desde aquí, las empresas chinas están enviando productos electrónicos, ropa y muebles en camiones que pasan por el puerto de Laredo, en Texas. Y con mucho cuidado se encargan de cumplir con los términos del acuerdo comercial de América del Norte: emplean porcentajes mínimos de piezas y materias primas de la región y así califican para el acceso libre de impuestos tanto a Estados Unidos como a Canadá.

Lo de la relocalización le está generando grandes beneficios a México también. Para junio de 2023 el total de las exportaciones mexicanas había aumentado en un 5,8%, respecto al año anterior, y tal parece que esta tendencia va a continuar. En los primeros dos meses de este año se dieron a conocer cifras de capitales de inversión que equivalen a la mitad de total de las que se dieron en el 2020. Y a la vez el país se ha ganado el título de primer socio comercial de Estados Unidos, reemplazando en este puesto a China. Y en ese nuevo tablero, Colombia también tendría una oportunidad de acercarse más al mercado de Estados Unidos, pues cuenta con una capacidad instalada industrial, que podría competir por atraer también más inversión extranjera. Antioquia hoy está dando muestras de ese potencial con muchas empresas que están exportando a nichos específicos de mercado en el mismo México para atender esa demanda norteamericana.

Ahora bien, este triángulo amoroso entre México, Estados Unidos y China se debe observar con atención de aquí en adelante, pues hay muchos flecos sueltos que así lo exigen. Por un lado, no está claro si los empresarios chinos van a lograr adaptarse a una cultura de trabajo en la que hay sindicatos y no suficiente mano de obra. Hacer entender a los jefes que toman las decisiones en China que hay otras reglas del juego en México se antoja complicado.

Por otro lado, no se sabe qué tanta gracia le haga a Estados Unidos esta cercanía entre chinos y mexicanos, y el país azteca podría quedar a merced de las tensiones que se sigan dando entre las dos potencias. Por ahora México cuenta con la ventaja de estar ubicado en lugar adecuado para satisfacer las necesidades de unos y otros.

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