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Sin lugar a duda, el acuerdo parcial entre Estados Unidos y China que se firmó el viernes pasado es una buena noticia. El acuerdo incluye la suspensión del alza programada de los aranceles sobre las importaciones chinas que debía darse el 15 de octubre. Por su parte, China va a permitir la compra de entre 40 y 50 mil millones de dólares de productos agrícolas estadounidenses.
Aunque los temores han cedido y con esto la incertidumbre, nadie confía en que todo esté plenamente resuelto. En general, el anuncio del acuerdo fue recibido con un moderado optimismo y la cautela sigue siendo el nombre del juego. Entre otras cosas, porque el tema del Brexit está lejos de resolverse y la situación en el Golfo Pérsico pone a temblar a los importadores de petróleo.
Aun si todo se despeja, parece que es demasiado tarde para la economía mundial. La guerra comercial desencadenada por Trump hace más de diez y ocho meses ya ha hecho sentir sus efectos. Así las cosas, a esta altura del calendario, con información bastante completa sobre el comportamiento económico en 2019, todos los organismos que siguen la economía mundial (OCDE, Banco Mundial, Instituto para las Finanzas Internacionales, FMI) redujeron sus previsiones de crecimiento para este año (rango de 2.6 % a 3,2 % ) y el próximo.
Según el FMI, las tensiones comerciales hicieron que se evaporaran del PIB mundial 700 mil millones de dólares, el equivalente de una economía del tamaño de Suiza. Por esa razón, la economía global entró, de acuerdo con la definición del Financial Times, en un estancamiento sincronizado con un crecimiento nulo o débil en algunos países o una contracción moderada en otros. Como afirmó gráficamente la directora entrante del FMI al anunciar la revisión de los pronósticos de la entidad, “en 2019, esperamos un crecimiento más lento en un 90 % del mundo”.
Una desaceleración que se explica porque grandes motores de la economía mundial como China, Estados Unidos y Europa están flaqueando por cuenta de la guerra comercial. En China, en particular, según las últimas cifras publicadas por Beijín, las exportaciones cayeron 3,2 % en septiembre, con respecto del mismo mes en 2018, mientras que las importaciones bajaron 8,5 %. Las exportaciones a Estados Unidos cayeron aún más, 10,7 %, mientras que las importaciones provenientes de ese país colapsaron, con un registro negativo de 26,4 %.
Faltan muchas cosas por enderezar para que la situación realmente mejore. Lo primero es que el acuerdo entre Estados Unidos y China se profundice. No se sabe, por ejemplo, qué podrá pasar con el alza de aranceles estadounidenses prevista para mitad de diciembre. Tampoco ha habido precisión sobre el compromiso chino de comprar 50 mil millones de dólares de productos agrícolas estadounidenses.
Ayudaría mucho que por el lado del Brexit las cosas se aclararan. No es fácil. Con un gobierno minoritario después de la exclusión de 21 diputados conservadores, Boris Johnson no está en buena posición para hacer votar los proyectos de ley para lograr el Brexit. Por ahora, se prepara para que, con carácter urgente, los diputados avalen el acuerdo firmado por Johnson en Bruselas la semana pasada.
Colombia hace parte del 10 % de la economía mundial que está creciendo. Sin embargo, se mueve en aguas turbulentas y está sintiendo las consecuencias. En el frente internacional todavía no hay claridad y debe protegerse de los ramalazos de la tormenta.