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La cifra de crecimiento de la economía colombiana en el primer trimestre del año reveló su estancamiento, un desempeño sobre el cual estaba advirtiendo tempranamente la evolución del desempleo. Con unas tasas de crecimiento anual similares para los últimos tres trimestres (2,8 %), hay evidencia de la lenta recuperación de la economía después del desplome del precio internacional del petróleo en 2015, que le hizo perder el paso que llevaba.
A pesar del impacto, en los años que le siguieron la tasa de desempleo aumentó de forma moderada pero no se disparó, como muchos esperaban. El comportamiento de un desempleo relativamente estable pese a una actividad productiva debilitada, lo explican los especialistas acudiendo al concepto de tasa de participación, aquel que relaciona a los empleados más los que quieren serlo con la población en edad de trabajar. La reducción de la oferta laboral, que es lo que señaló el comportamiento a la baja de esa relación, compensó la caída de la demanda laboral o por trabajadores que se dio por el choque.
Hoy la situación es diferente. La débil demanda por trabajadores se mantiene, pero ya no tiene el contrapeso de la reducción de la oferta laboral. Actualmente la tasa de desempleo está subiendo marcadamente, un cambio de comportamiento notorio que se observa desde septiembre de 2018. La última información disponible confirma esa tendencia, ya que en el mes de marzo la tasa de desempleo en el total nacional fue 10,8 %, cuando en 2018 había sido 9,4 %. En las 13 principales ciudades y sus áreas metropolitanas el desempleo alcanza 12 % cuando era 10,6 % en 2018.
Hay varias razones para esto. Parte del problema es la presión que la presencia de migrantes venezolanos está ejerciendo sobre el mercado laboral. Esa población de 1,2 millones de personas se está concentrando en las principales ciudades, llevando a un aumento de quienes quieren obtener un empleo. En efecto, en el período enero-marzo la tasa de desempleo pasó en Bogotá de 11,7 % en 2018 a 13,4 % en 2019, en Medellín de 13,2 % a 13,3 %, y en Cali de 13 % a 13,5 %.
El tema de fondo; sin embargo, es otro y tiene que ver sobre todo con la capacidad de la economía para crear empleo. La tasa de ocupación, la demanda laboral, está cayendo porque la economía no está generando empleo para ocupar a la creciente población en edad de trabajar.
Hay actividades intensivas en el uso del trabajo, como la construcción y la agricultura, que están teniendo dificultades. De hecho, que el PIB en el primer trimestre no haya sido más alto se debe a que la construcción fue la única de las 12 actividades que decreció (-5,6 %). Esto como consecuencia del mal desempeño de la edificación (8,8 % de caída) y las actividades especializadas asociadas (5,9 %).
La complicada situación de la edificación, una actividad muy urbana, explica en una buena medida que la demanda por trabajadores en las áreas metropolitanas sea muy poco dinámica. En las áreas rurales, donde también se observa esa situación, la explicación está relacionada con los aprietos de algunos sectores agrícolas como el café.
El tema del desempleo se le puede complicar al Gobierno si la economía no crece y crea empleo. En el Plan de Desarrollo existen instrumentos para hacer algunas políticas laborales activas que pueden ayudar, pero lo importante es crecer y aumentar la productividad.