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La amenaza vehicular constante sobre los ciclistas que transitan por las vías de la ciudad se concretó la semana pasada en un hecho tan insólito como absurdo: “tendido sobre el pavimento, en medio del deprimido de la Avenida Oriental, quedó el cuerpo de Luis Alberto Hincapié Velásquez; también quedaron en la calle su bicicleta hecha pedazos, su botella de agua y destrozos de la moto que lo atropelló mientras pedaleaba por la ciclovía”.
Así lo describió una crónica de este diario que además recordó que 19 ciclistas murieron, en 2014, en accidentes de tránsito en el Valle de Aburrá.
Los testigos relataron que a las nueve de la mañana del domingo 25 de enero, un motociclista se metió a gran velocidad por el carril destinado a los peatones, los patinadores y los ciclistas y terminó embistiendo a Luis Alberto.
Este cuadro inicial pretende retratar la pobre cultura de respeto, por parte de los conductores de camiones, buses, automóviles y motos, en relación con otros actores de las vías que por supuesto se encuentran menos protegidos: los peatones, los patinadores y los ciclistas, entre otros.
Aunque entendemos que se trata de un fenómeno creciente, este del aumento de los ciclistas en toda la malla vial, dado que la bicicleta es aprovechada cada vez más como medio de transporte recreativo y laboral, de salud física y de descongestión vial y cuidado ambiental, es necesario que la tarea de respetarlos empiece de inmediato.
No hay que olvidar que están en juego vidas humanas y quienes están al volante de los automotores deben considerar que tienen una condición de mayor seguridad y protección. Pero igual, provocar accidentes no le conviene a nadie.
Este llamado de atención tiene un doble sentido: también lo es para los funcionarios del gobierno municipal encargados de regular la movilidad y de realizar campañas educativas, con el fin de que afinen e intensifiquen sus acciones. En los sistemas viales más avanzados, los peatones y los ciclistas son personas especialmente protegidas y es visible la labor pedagógica de las autoridades para que se consolide un trato privilegiado hacia ellos.
De igual manera, escribimos con espíritu crítico frente a quienes usan la bicicleta como medio habitual de transporte, para que tomen las medidas esenciales de protección y de respeto por las normas de tránsito. Si bien hay conductores que aún no consideran una obligación inviolable respetar a ciclistas y peatones, hay también personas que van a pie o en bici que desatienden las señales, el comportamiento en carretera y que transitan descuidados e imprudentes por las rutas urbanas e intermunicipales.
A finales de este mes, Medellín y el Valle de Aburrá realizarán, visionarios y ambiciosos como siempre, y con la iniciativa de sus colectivos de ciclistas y el apoyo de las autoridades, el Foro Mundial de la Bicicleta, en el cual se analizarán las bondades y el futuro de este medio de transporte dentro de los sistemas de movilidad. Por eso, ¡qué bueno empezar a dar un gran ejemplo en casa!
No queremos ver que se repitan más imágenes como la de la muerte de Luis Eduardo, la semana pasada. Episodios absurdos que nos consternan y que nos confirman los grandes esfuerzos que debemos seguir haciendo para consolidar una movilidad inteligente y amable. La que se merece aquella Medellín a la que el mundo ve hoy cambiante, pacífica e innovadora.