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Un encuentro de saberes, propuestas, intercambio y exposición de experiencias locales, nacionales y globales en pro de un Valle de Aburrá planificado, con urbanismo compacto, sostenible, sustentable, que tenga como centro la defensa de la vida, el bienestar general y el hábitat natural, fueron las dinámicas enriquecedoras de la tercera edición del foro de EL COLOMBIANO, Ecomovilidad, una vía de soluciones, realizado en el auditorio del Hospital General de Medellín.
Motivante que el escenario haya sido colmado, en gran parte, por estudiantes universitarios y jóvenes de la ciudad. También que el evento, con una duración de cuatro horas (pasado miércoles) se convirtiera en tendencia local y nacional con el hashtag #Ecomovilidad.
Sobre la salida a la crisis de unas ciudades y un mundo asfixiados por la polución, en buena parte, debido al tráfico vehicular, los panelistas invitaron a garantizar el equilibrio social, económico y ambiental, con políticas públicas orientadas a sistemas de transporte y producción con energías limpias y planes de movilidad que privilegien a peatones, ciclistas y transporte público y el desestímulo del carro particular.
No se trata de cambiar los carros a gasolina por eléctricos, máximo en áreas como el Aburrá, donde construir nuevas vías es cada vez más complejo y costoso. Hay que promover pactos ciudadanos, empresariales, proyectos educativos, ecosistemas de emprendimiento e innovación que lleven a la transformación tecnológica y los cambios en la movilidad, siempre orientada hacia un servicio público ágil, seguro, confiable, 24/7 para todos los sectores.
Territorios invivibles por la alta concentración de habitantes e industrias, asfixia vial y generación masiva de agentes contaminantes surgen en todas partes del globo. Frente a estos crecen iniciativas gubernamentales, científicas y ciudadanas esperanzadoras de que sí hay soluciones, que sumadas terminarían por reducir los efectos de la contaminación y el calentamiento global que “hoy tiene a la ciencia enfrentando un mundo desconocido, sin que aún entienda qué significará esto para humanidad y la vida en el planeta”, se denunció en el foro.
Los compromisos para reducir la crisis también deben ser globales. Para 2030, Europa aspira contar con dos millones de vehículos eléctricos, un millón de puestos de trabajo, utilidades diarias por mil millones de euros y prevenir la muerte prematura de 400.000 personas en el desarrollo de esta tecnología.
Amsterdam, Holanda, gracias a una iniciativa ecosistémica ciudadana, se trazó en 2015 una meta a diez años para convertirse en la primera ciudad del mundo “cero emisiones”. Innovación tecnológica, compromisos individuales y colectivos, cambios en hábitos de locomoción y direccionamiento de las políticas públicas hacia ese objetivo, prueban que la alcanzará.
Sin duda, los problemas ambientales y de movilidad de Medellín y el Aburrá son críticos y precisan del concurso activo de todos los sectores ciudadanos y empresariales, antes de que se llegue a umbrales de insostenibilidad y colapso.
No todo podrá ser diálogo y consensos, las salidas también exigirán la adopción de políticas públicas de largo plazo para todo el Aburrá, independiente de los alcaldes que lleguen a gobernar; habrá que implementar medidas drásticas e impopulares; cambios de hábitos y choques con sectores muy poderosos. Insistimos, en el centro del debate están la vida, la salud pública y el bienestar general.