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Durante este primer año, el gobierno del presidente Duque concentró sus esfuerzos en lo económico en sacar adelante la Ley de Financiamiento y el Plan de Desarrollo “Pacto por Colombia, pacto por la equidad”. El Gobierno tenía dos imperativos inmediatos: aclarar el corto plazo de la hacienda pública y acordar el mediano plazo del desarrollo económico.
El Gobierno ha defendido la idea de que la mejor reforma tributaria es el crecimiento. Disminuir la presión tributaria a las empresas tendría el efecto virtuoso de estimular la inversión y por esa vía a la expansión de la economía. El mayor crecimiento garantiza mayor recaudo y con eso se cierra el circuito.
La apuesta es grande, si bien hoy hay mejores datos en sectores como el comercio y la industria, cuyos indicadores comienzan a crecer a buenas tasas, otros como la edificación están todavía débiles por el exceso de inventarios. Las cosas deberían mejorar en el segundo trimestre para la demanda interna porque todos sus componentes están andando bien (consumo, inversión); el problema es la demanda externa que, en contraste, estaría restando al crecimiento, cuya tasa el Banco de la República ajustó al 3% en 2019. El gran reto, disminuir el déficit en cuenta corriente.
Adicionalmente, no se ha resuelto el tema de la venta de activos y esto afectará la discusión del presupuesto para 2020, el cual está desfinanciado en ocho billones de pesos. El ministro de Hacienda ha reiterado que su presupuesto es coherente con el Marco Fiscal de Mediano Plazo y un déficit fiscal de 2,4 % para 2019, y que respetará el manejo convencional que sugiere el FMI para los recursos que provengan de privatizaciones. En todo caso, no luce totalmente despejado el frente fiscal hasta que se resuelvan esos temas.
El Gobierno está resolviendo bien el retraso de las vías 4G y eso será un factor que impulsará la demanda interna. Su esfuerzo se ha concentrado en destrabar esos proyectos. De esa forma, de 29 que se contrataron en ese programa, 16 lograron su cierre financiero y a cinco se les podría girar en este año. La otra noticia en el tema de infraestructura es la vía al Llano, un problema heredado de muchos años atrás que hizo crisis por el duro invierno y está afectando el abastecimiento de alimentos en el centro del país. Se han enfrentado con firmeza las consecuencias del cierre de la vía, aunque lo ideal sería plantear una salida definitiva para esta y la del túnel de la Línea, esenciales para el transporte interno.
Las cifras laborales se deterioraron en el último año. El desempleo aumentó por la debilidad del crecimiento y se convirtió en una gran preocupación para las autoridades económicas y los colombianos en general. El Gobierno confesó su perplejidad ante el problema y el país está a la espera de un diagnóstico acertado que posibilite el diseño de políticas que estimulen la creación de empleo.
En contraste, hubo dos aciertos en la política social: después de un paro de 37 días, aumentó sustancialmente la participación de la educación en el presupuesto, en particular el de educación superior; y en el manejo de la deuda del sector salud, el Gobierno la reconoció y la va a honrar. Dos logros importantes que comportan dos retos adicionales para hacerlos sostenibles y garantizar la calidad de estos servicios.