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Las nuevas previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI) ponen de presente que, frente a lo acontecido durante los últimos años, el entorno económico mundial luce ligeramente mejor.
En particular, el FMI pronostica que en 2015 el crecimiento de la economía mundial será similar al de 2014, 3,5 por ciento. Para el próximo año se espera una avance, 3,8 por ciento.
Parte del optimismo radica en que, por fin, se observa un progreso de las principales economías desarrolladas las cuales, en 2015, crecerán 2,4 por ciento, lo cual representa un mejor desempeño frente a la tasa de 1,8 por ciento de 2014.
Para Estados Unidos se proyecta un crecimiento mayor al 3,0 por ciento en 2015 y 2016. Para la zona euro y Japón se espera un repunte continuo: la primera crecerá entre 1.5 y 1.6 por ciento y el segundo entre 1.0 y 1.2 por ciento.
En las economías emergentes y en desarrollo el crecimiento será más débil. Particularmente, se prevé que el crecimiento se desacelere de 4,6 por ciento en 2014 a 4,3 por ciento en 2015. Aún así, estas economías seguirán generando más del 70 por ciento del crecimiento mundial.
No obstante los avances logrados a nivel planetario, la Directora Gerente del FMI, Christine Lagarde, se muestra preocupada por el riesgo que existe de que el mundo caiga en una especie de trampa de crecimiento que ella denomina “crecimiento mediocre”.
La señora Lagarde ha señalado que “hace seis meses advertí sobre el riesgo de una ‘nueva mediocridad’, hoy debemos evitar que esta se transforme en la ‘nueva realidad”.
El peligro que se enfrenta es que si el bajo crecimiento se mantiene durante un período prolongado de tiempo será muy difícil reducir el desempleo, afianzar los ingresos de la clase media, e impulsar la reducción de la pobreza.
Para acelerar la recuperación económica y asegurar un mayor crecimiento tanto ahora como hacia el futuro, el FMI le ha propuesto a la comunidad mundial una detallada agenda de políticas y la necesidad de un trabajo mancomunado.
Una de las consecuencias del bajo crecimiento ha sido la reducida expansión del comercio internacional. Según la Organización Mundial del Comercio (OMC), en 2014 este se expandió 2,8 por ciento, completando así tres años consecutivos de tasas por debajo del 3,0 por ciento. Para 2015 se espera una ligera mejora, 3,3 por ciento.
De otra parte, el FMI y el Banco Mundial estiman que Latinoamérica continuará desacelerándose: en 2015 crecerá solo 0,9 por ciento. Para 2016 se espera una ligera recuperación, 2,0 por ciento. Estos resultados están afectados por la recesión de Brasil, la crisis de Venezuela y el impacto de los bajos precios de las materias primas.
Frente a este pobre desempeño, el Banco Mundial ha dicho que, de no emprenderse las reformas estructurales requeridas, se corre el riesgo de que en la región se consolide una situación de desaceleración permanente. Esto dificultaría cualquier avance social significativo.
Las perspectivas de crecimiento para Colombia durante este año (3,4 por ciento según el FMI y 3,6 por ciento según el Banco Mundial), aunque siguen estando por encima del promedio regional, representan un claro retroceso.
Por tanto, las autoridades económicas deben adelantar las acciones necesarias (incluida la realización de las reformas estructurales largamente aplazadas) para que el país supere la actual desaceleración al tiempo que recupere su senda de crecimiento sostenible.