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En su actualización de junio de las perspectivas de la economía mundial, el Fondo Monetario Internacional (FMI) contempla una recesión mundial más profunda en 2020 y una recuperación más lenta en 2021. El FMI ve un primer semestre de 2020 peor que el esperado para la economía mundial, y la permanencia de las medidas de distanciamiento social en el segundo que lastran la dinámica de la recuperación. En esas condiciones, en la nueva proyección el producto mundial disminuiría 4,9 % en 2020 (1,9 % menos que lo proyectado en abril), seguido de una recuperación de 5,4 % en 2021.
En relación con la expansión de la pandemia, el FMI encuentra que las medidas produjeron una circulación más lenta del virus en algunos países desarrollados, que al contrario se intensificó con rapidez en un grupo de países emergentes y en desarrollo, de forma tal que los obligó a confinamientos rigurosos, con graves consecuencias sobre la actividad económica. El PIB del primer trimestre también fue más malo que lo esperado, mientras que los datos de alta frecuencia como las encuestas de expectativas, los PMI (Purchasing Managers Index) y los índices de industria y de comercio apuntan a un peor segundo trimestre, con excepción de China que inició su reapertura desde el mes de abril.
Además de la sincronización en la desaceleración de las economías como consecuencia de las restricciones a la oferta, otro rasgo común en la anatomía de esta crisis que hace penosa la recuperación, es la caída del consumo y la inversión. El primero se desplomó por cuenta de la reducción del ingreso de los hogares y de su confianza. La inversión cayó por la depresión de la demanda, la interrupción de suministros y las malas perspectivas de rentabilidad. El choque negativo de la demanda se sumó a los trastornos de la oferta provocados por los confinamientos, para generar una crisis inédita.
El FMI reconoce que es positivo el desconfinamiento que muchos países están llevando a cabo, una señal de que lo peor está quedando atrás. Pero advierte sobre la fragilidad de la situación. Su mensaje es reiterativo, hay mucha incertidumbre. Aunque la pandemia acelera en algunas regiones, en otras se está atenuando y pueden darse rebrotes que dificulten la recuperación de las economías. Mientras no haya avances médicos sustanciales que ofrezcan alternativas a los confinamientos prolongados y estrictos, no se disipará completamente la incertidumbre.
La política económica, según el FMI, ha limitado el daño económico de la crisis. Las medidas fiscales y financieras han prevenido peores pérdidas. Las medidas de relajación cuantitativa de muchos bancos centrales (incluido el de Colombia) han facilitado el suministro de liquidez y limitado el costo del financiamiento de la deuda. Los mercados financieros han reaccionado positivamente a esas medidas y se han recuperado, dándole un respiro a la situación.
El FMI, por último, hace un llamado a una mayor cooperación internacional para hacer frente al virus y a sus consecuencias socioeconómicas. A pesar de la recuperación que espera para 2021, muchas economías, como las de América Latina, que decrecerán 9.4 % en 2020, tardarán entre tres y cuatro años para recuperar los niveles de producto y empleo de antes de la crisis. Su impacto sobre los hogares de bajos ingresos será particularmente severo con consecuencias en la pobreza y la desigualdad y hay que actuar ya contra eso, sostiene el FMI.