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En las últimas semanas, desde distintos foros de opinión, se han pedido medidas más drásticas para acelerar el plan de vacunación contra el covid-19. En concreto, algunos consideran necesario reglamentar la obligatoriedad de la vacuna, pues si bien el país ha avanzado mucho en la campaña, todavía hay diferencias en cobertura entre las ciudades y los grupos de población. Ante los anuncios de la llegada de nuevos picos de contagio para el final de año y la presencia de otras variantes del coronavirus, son muchos los que piensan que es hora de ser más drásticos con quienes no se quieren vacunar y asisten a sitios masivos exponiendo a otros ciudadanos.
El suministro de vacuna se ha normalizado y la falta de dosis ya no es excusa. Según el Ministerio de Salud se han aplicado cerca de 21 millones de esquemas completos de vacunación, lo que representa casi un 50 por ciento de la meta, mostrando que todavía el camino es largo. Es evidente que, a pesar de los esfuerzos de las sociedades científicas, persiste la desinformación al respecto de la vacuna y sus efectos. Todavía hay quienes se resisten a aplicársela, cuando precisamente lo que se está viendo es que muchos de los casos graves y fallecimientos recientes corresponden a personas que han llegado a la UCI sin estar vacunadas. Cuántos se han arrepentido a última hora de no haberlo hecho. El ministro Fernando Ruíz ha dicho que tenemos más de 2 millones de colombianos no vacunados, en su mayoría jóvenes, que han padecido el covid-19. A estas personas se les quiere instar a que se vacunen pasado un mes del diagnóstico.
El gobierno, por ahora, se abstiene de adoptar medidas obligatorias y ha preferido irse por la línea que suena menos drástica, pero con la idea de acelerar la vacunación. Esta semana, una circular conjunta de los ministerios de Salud e Interior autorizó a los municipios y departamentos a ampliar los aforos en eventos masivos, siempre y cuando se exija el certificado de vacunación. Se refiere explícitamente a sitios como discotecas, bares, restaurantes, conciertos y eventos deportivos. La idea es que, si los jóvenes quieren asistir a sitios de diversión, donde habrá aglomeraciones, se sientan obligados a vacunarse, en caso de que no lo hayan hecho.
Pero considerar la posibilidad de hacer jurídicamente obligatoria la vacunación contra el covid-19 no se debería descartar. Hay países que han tomado medidas como suspender el pago del salario a quienes se nieguen a cumplir con la vacunación, en otros es requerido para los empleados públicos y en algunos es exigencia para el personal sanitario y educativo. Medidas restrictivas como estas no están exentas de debate. Sin embargo, el principio de autonomía de un paciente no debe oponerse en tiempos de pandemia al deber del ciudadano de solidaridad social.
El ministro de Salud, Fernando Ruíz, está invitando a las autoridades locales a que hoy realicen un estricto control del carné de vacunación donde se generen aglomeraciones de compradores por el día sin IVA. Ese llamado es de suma importancia, ya que vimos en las primeras jornadas de este programa cómo en algunos establecimientos se agolpó tanta gente que las normas de bioseguridad, para algunos, pasaron a un segundo plano y para las autoridades fueron difíciles de controlar. Aunque en este momento la situación de contagios está en relativa calma, es evidente que este tipo de apiñamientos pueden ocasionar incrementos inesperados. La recomendación también va para el mismo comercio, que, si bien tiene una gran oportunidad de aumentar sus ventas, también debe actuar con responsabilidad.
La tercera dosis será otro gran desafío. El ministro anunció que se extenderá a toda la población, con la posibilidad de que comience este mismo año para los mayores de 50 y para el resto a partir de 2022. Acá habrá que ser más imaginativos para que las personas sí accedan a este importante refuerzo y podamos hablar del fin de la pandemia