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El deporte en la encrucijada trans

¿Cómo integrar a las atletas trans en las categorías femeninas de una manera equitativa para todos? ¿Cuál es la frontera entre los derechos individuales de las personas que cambian de sexo y la justicia y equidad deportiva?

07 de octubre de 2023
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  • El deporte en la encrucijada trans

Los cambios culturales traen consigo grandes dilemas para resolver. Uno de ellos es el de qué manejo darles a las personas transgénero en las competencias deportivas de alto rendimiento. Si bien ese debate no es del todo nuevo, pues a lo largo de los años han surgido figuras deportivas que han entrado en la discusión, la diferencia ahora es que se hace más perentorio tomar decisiones.

Esta semana se dio un paso crucial: en el mundial de natación que finaliza mañana en Berlín se abrió una categoría completamente nueva y exclusiva para competidores trans. Pero la noticia es que el experimento no funcionó, de manera que la discusión sigue abierta.

El debate sobre la participación de hombres trans que se identifican como mujeres cobró fuerza el año pasado cuando la máxima autoridad mundial para los deportes acuáticos, la World Acuatics, prohibió que compitieran en la categoría femenina de eventos tan importantes como los Olímpicos o los campeonatos mundiales.

La razón para tomar esta decisión fue una investigación que demostró que las mujeres trans tienen una ventaja significativa sobre las nadadoras inclusive después de haber reducido su nivel de testosterona con el uso de medicamentos. Los hombres que se identifican como transexuales y como mujeres tienen ventajas sobre las mujeres en términos de fuerza y resistencia, a pesar de la terapia hormonal para hacer que sus cuerpos se parezcan al sexo femenino. Esto se debe a que los hombres tienen por naturaleza un mayor volumen cardíaco y pulmonar, más masa muscular y un porcentaje de grasa corporal más bajo. Hasta ahora no se ha encontrado una forma de compensar esa realidad.

Otro factor que se tuvo en cuenta en ese momento fue el triunfo imbatible de la estadounidense Lia Thomas, quien era una nadadora media en sus tiempos universitarios mientras compitió como hombre, pero que se convirtió en campeona de la liga universitaria nacional femenina al hacer su transición y convertirse en mujer.

En vista de esto, la World Acuatics se comprometió entonces a crear una categoría abierta para todos los nadadores adoptando una política de inclusión de género. Pretendían revolucionar así el deporte mundial, empezando por las pruebas de 50 y 100 metros en todos los estilos de natación. Y qué mejor escenario que esta Copa del Mundo de Natación en Alemania. Pero ningún atleta se inscribió en la categoría trans y el plan se fue al traste.

Ya lo veía venir la Federación Alemana de Lesbianas y Gays (LSVD), que fue muy crítica con esta idea que para ellos no tenía nada de inclusiva. En su opinión, forzar a las personas trans a competir en una categoría propia es más bien “un paso atrás en la lucha por la aceptación y la igualdad”.

Sin duda, el mismo Salomón se vería en problemas para tratar de resolver esta encrucijada. El fracaso de este experimento pone en pausa a muchos otros deportes que en los últimos doce meses han estado cuestionándose cómo solucionar el tema de la desigualdad de condiciones. El atletismo, el ciclismo y la halterofilia están en ese mismo camino de búsqueda, pero el ambiente de las conversaciones está caldeado y es bastante emotivo. Es más, se ha convertido en otro de tantos temas que generan opiniones radicalmente extremas.

Hay una ciclista trans llamada Rachel McKinnon que dijo haber recibido más de 100.000 mensajes de odio en Twitter después de ganar el campeonato mundial. Y también está el caso de la atleta intersexual sudafricana Caster Semenya que se negó a seguir ningún tratamiento para bajar su nivel de testosterona. Llevó su caso al Tribunal Europeo de Derechos Humanos, y este le dio la razón aduciendo que había sido víctima de discriminación. Mientras que una extenista del nivel de Martina Navratilova rechaza de plano que los deportistas transexuales participen en competiciones femeninas.

La situación es particularmente injusta para el deporte en general y para las deportistas en particular ¿Cómo integrar a las atletas trans en las categorías femeninas de una manera equitativa para todos? ¿Cuál es la frontera entre los derechos individuales de las personas que cambian de sexo y la justicia y equidad deportiva? Hoy más que nunca se necesita desarrollar un marco legal que regule la participación de los deportistas transexuales ya que por decisión del Comité Olímpico Internacional le corresponde a cada federación tomar sus propias decisiones.

Sin lugar a dudas, el debate de la próxima década en el mundo del deporte se va a dar entre quienes defienden el derecho de los transexuales a cambiar de género y competir en su nueva categoría según su identidad, lo cual es subjetivo, y los que apuntan que esas mujeres trans tienen ventaja, aunque hayan completado su terapia hormonal. La cuestión es qué se va a priorizar, la ciencia, la equidad o los derechos humanos. .

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