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El desmoronamiento de Biden

Cómo van a responder los demócratas está por verse. El pánico se ha apoderado de sus filas. Biden ha sido un buen presidente, pero no para aguantar otro round.

29 de junio de 2024
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  • El desmoronamiento de Biden

Si el debate que celebraron Trump y Biden en 2020 fue el peor de la historia, llegando al nivel de pelea de bar, el del jueves pasado será recordado como el desmoronamiento de un hombre decente pero cansado frente a un rival con la energía suficiente para seguir mintiendo descaradamente. Desde que se dio el primero allá por los años 60, se sabe que en un debate televisivo las percepciones pesan mucho más que las ideas, y este no ha sido la excepción.

El inicio del encuentro no pudo ser peor para el actual presidente Joe Biden. Se mostró inseguro, dubitativo y por momentos perdido en la nebulosa. Frente a este panorama, su contrincante Donald Trump no tuvo que esforzarse demasiado con sus dotes histriónicas porque aunque no tenga ni idea de lo que dice, el más fuerte siempre aparenta que sabe lo que hace.

Aunque suene terriblemente duro, lo que se vio fue a dos señores mayores que aspiran a llevar las riendas del país más poderoso del mundo trastabillando: el uno porque a duras penas fue capaz de acabar sus frases y el otro por su incapacidad para decir la verdad. Trump sigue en su propia realidad alternativa e insiste en que entre los detenidos por asaltar el Capitolio el 6 de enero de 2021 hay gente inocente a la que piensa liberar o que hace cuatro años perdió la presidencia por fraude o que no tuvo relaciones sexuales con una actriz porno.

Biden logró replicarle que la economía está hoy mucho mejor que hace cuatro años y que los inmigrantes indocumentados cometen muchos menos delitos que los ciudadanos estadounidenses. Sus datos son ciertos, pero el problema de sus explicaciones es que las transmitió con tan poca fuerza que a duras penas fueron escuchadas por la audiencia que seguía la transmisión televisiva y que contempló con cierta dosis de incomodidad la debilidad de su presidente.

Y a pesar de que a la mitad de los 90 minutos pactados para el debate Biden recuperó la energía y supo enfrentar a Trump, el daño ya estaba hecho. Su propio partido demócrata está estremecido y pide su cabeza. No lo ven ya con posibilidades no solo de enfrentar al candidato republicano, sino de tener el vigor suficiente para manejar el destino del país. Pero se enfrentan a dos problemas: por un lado, convencer a Biden de que se haga a un lado y no se presente a las elecciones, y por el otro, encontrar un nuevo candidato a estas alturas de la campaña cuyos comicios se celebrarán el próximo 5 de noviembre.

El próximo 10 de septiembre habrá otro debate que enfrente a los candidatos de los dos partidos, sean quienes sean. La preparación será igual de exigente pues un candidato a la presidencia debe tener entre tres y cinco ideas clave sobre más de medio centenar de temas. Es decir que debe ser capaz de gestionar, al menos 250 conceptos sin papeles y bajo una gran presión. No es nada fácil hacerlo bien, sobre todo si se tiene en cuenta que la televisión premia la confrontación mucho más que la reflexión, el espectáculo sobre la sustancia. Ojalá el siguiente debate recupere un poco del civismo que hace de ellos un pilar de la democracia y que los candidatos recuperen el sentido de la historia, de la trascendencia del proceso electoral. Temas como la inflación, las guerras de Ucrania e Israel, la inmigración, el cambio climático o el aborto bien merecen una seria discusión.

Por lo pronto, Trump ha salido airoso y tiene hoy la presidencia mucho más cerca que ayer. A pesar de ser un criminal convicto, de que trató de incitar a la insurrección para perpetuarse en el poder y de que se le considera responsable de un caso de abusos sexuales por el que se le impuso una multa de más de 80 millones de dólares, las encuestas le dan todavía el liderazgo. Sobrado de ego, sabe que su estrategia no consiste en convencer sino en golpear más fuerte.

Cómo van a responder los demócratas está por verse, pero por lo pronto el pánico se ha apoderado de sus filas. Biden ha sido un buen presidente, pero no parece estar en las condiciones adecuadas para aguantar otro round.

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