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El diagnóstico es contundente: viene una recesión global con un crecimiento anual negativo de
-3%. El FMI vaticina para América Latina y el Caribe un escenario más complejo: -5,2%.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) divulgó este martes su Informe de Perspectivas Económicas Mundiales (WEO). Este documento, tal vez el más completo y con mejor información de todos los que hacen las entidades multilaterales, confirma los temores sobre la suerte de la economía mundial. El diagnóstico es contundente: va a darse una recesión global con un crecimiento anual negativo de -3 %. Con contadas excepciones (China e India, sobre todo), los países van a presentar decrecimientos de sus economías en 2020.
Se trata de la peor recesión económica desde los años treinta y el FMI advierte que si la crisis sanitaria se prolonga, así como las medidas de confinamiento, el repliegue del PIB mundial podría alcanzar -6 %. Se espera una recuperación parcial en 2021 con tasas de crecimiento por encima de la tendencia, aunque el nivel del PIB permanecerá por debajo del que se tenía antes de la crisis. Persiste, sin embargo, un gran incertidumbre acerca de la fortaleza que pueda tener el rebote de la economía previsto para el año entrante.
A las economías avanzadas, con una reducción prevista en el PIB de 6,1 %, les irá peor que a las economías emergentes (-1%), que no caerán más por la mencionada, aunque escasa, expansión en China e India (1,2 % y 1,9 %, respectivamente). Dentro de las primeras, les va muy mal a Alemania (-7 %), Francia (-7,2 %), Italia (-9,1 %) y España (-8 %).
La visión que tiene el FMI de América Latina y el Caribe es peor que la de otras entidades multilaterales, y la razón es que en su tasa de -5,2 % estimada para la región, incluye a Venezuela (-15 %). Para el Banco Mundial el crecimiento en América Latina en 2020 será negativo, -4,6 %, mientras que el BID tiene un rango entre -1,8 % y -5,5%. En todo caso, la región cerrará el año con el peor registro histórico desde que existen las cuentas nacionales.
En América Latina, muchas economías dependen de las materias primas, cuyos precios se desplomaron como consecuencia de la reducción de la demanda mundial, a la que se agregó, en el caso del petróleo, la decisión inicial de Rusia de no reducir su producción. Una situación que cambió con el acuerdo de la Opep la semana pasada, pero que no ha logrado subir el precio, en un mundo con un exceso de inventarios de petróleo.
Colombia es una de las economías de América Latina que saldrá mejor librada de la crisis, como resultado de su dinámica previa. Con una reducción del PIB de 2,4 %, el país comparte ese privilegio relativo con Paraguay (-1 %) y Bolivia (-2,9%). Mientras que en otras grandes economías de la región el crecimiento se desplomará de forma dramática: -5,7 % en Argentina, -5,3 % en Brasil, -4,5 % en Chile y -6,6 % en México.
Existe un camino claro para manejar el desastre que reporta el FMI. La prioridad es la vida y no se puede abandonar el confinamiento antes de tiempo, es decir hasta que la tasa de mortalidad esté controlada. Sería imposible normalizar las economías con una epidemia desbordada, que lleve al colapso los sistemas de salud e incremente las fatalidades. Es esencial mejorar la capacidad sanitaria y ahí sí, preparar la reactivación paulatina y cuidadosa de la economía. De otro lado, el esfuerzo debe ser colectivo y coordinado y ningún gasto se debe escatimar para investigar, producir y utilizar una vacuna contra el covid-19.