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Editorial

El peligro de un Putin acorralado

Pese al retroceso al que se han visto obligadas las fuerzas militares rusas y al caos que dejan entrever, Putin ha apostado su prestigio y eso lo vuelve peligrosamente impredecible.
Publicado

Rusia está dividida y Putin parece desesperado con los resultados de una guerra que le pareció fácil ganar cuando la inició. Su prestigio está en juego, de manera que difícilmente va a ceder pese a los resultados negativos que ha obtenido hasta ahora. De ahí las medidas desesperadas y peligrosas que se han visto en los últimos días: llamada a 300.000 reservistas y anexión de regiones mediante referéndums ilegales para crear nuevas realidades políticas. Otra vez vuelve a amenazar con el uso de armamento nuclear, y a su alrededor crece el número de muertes, cuando menos sospechosas, de oligarcas rusos que han sido críticos con su actuar en esta invasión. Sumado a lo anterior, se ha descubierto un misterioso sabotaje de dos gasoductos importantes que llevan el gas de Rusia a la Unión Europea

Cuando los expertos dicen que este conflicto va para largo, no les falta razón. Pese al retroceso al que se han visto obligadas las fuerzas militares rusas y al caos que dejan entrever, Putin ha apostado su prestigio y eso lo vuelve impredecible. Además, Rusia no está realmente aislada porque muchos de sus aliados dependen de su energía, alimentos y ayuda militar. Sin embargo esta semana se pudo ver cómo dos países potentes, China e India, comenzaron a cuestionarlo. El panorama de una guerra sin final cercano empieza a inquietar a algunos líderes que en un principio guardaron un reprochable silencio.

Pero si las cosas no le están funcionando por fuera, tampoco la situación interna lo favorece. La opinión pública rusa cada vez está más dividida, aunque es importante aclarar que aún son mayoría quienes lo apoyan. Sin embargo, el espectáculo de miles de hombres escapando por las fronteras terrestres, agotando tiquetes aéreos y protestando en las calles porque no quieren participar en una guerra impuesta tiene que ser humillante para quien se ha preciado de liderar con mano de hierro a su gigantesca nación.

Putin parece acorralado y eso puede ser bastante peligroso. Su jugada estratégica con los referéndums podría llevar a que tomara represalias contra algún miembro de la Otan porque, según esos resultados manipulados, estarían atacando territorio ruso. Hoy mismo Moscú celebrará la ceremonia formal de anexión de cuatro zonas de Ucrania, algo que este último país y Occidente han calificado como una farsa. Todo esto complica una salida diplomática al conflicto.

Respecto a lo que solo pueden ser sospechas también hay tela de donde cortar. En lo que va de año, al menos 11 grandes empresarios rusos han muerto en extrañas circunstancias y de forma violenta dentro y fuera del país. La mayoría de muertes han sido calificadas como suicidios, pero la pregunta que planea en el aire es si son casos aislados o sucesos interconectados. ¿Y qué pasará con los 2.500 millones de dólares que dejan de herencia?

En cuanto a las fugas de gas, hasta ahora se han detectado cuatro. Dos en el lado danés y dos en el sueco. Nadie ha acusado formalmente a Rusia, a excepción de Ucrania que dice que son actos terroristas, pero no deja de ser significativo que se dé en dos países que, a ojos de Putin lo humillaron con su apoyo irrestricto a la Otan.

Como se ve, Putin ha desplegado todas sus capacidades aprendidas durante años como espía y miembro de los servicios de seguridad rusos. Y tiene muy claro cuál es la estrategia oficial: puede haber un disparo si esto obliga al enemigo a sentarse a negociar. El lema es escalar para luego desescalar.

El Putin amenazante, el que vuelve a hablar de un ataque con armamento nuclear, es una figura a la que hay que temer. Mientras más desesperado se sienta, peores decisiones va a tomar. Hace tiempo quedó claro que esta, más que una guerra política es una lucha personal por el poder, por el “aquí mando yo”. Si lo que no ha logrado conseguir en el campo de batalla, lo obtiene llevando a cabo alguna de sus amenazas, el mensaje para el mundo sería muy claro: la única ley que vale es la del más fuerte

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