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El 2023 comenzó con una muy mala noticia para los colombianos. El dato de inflación que se conoció este jueves fue peor de lo esperado: los precios aumentaron 13,12% en el 2022, el crecimiento más alto en los últimos 23 años.
La cifra es mala por sí sola, le pega sin compasión a los bolsillos de las personas de menos ingresos, pero lo más preocupante es que si el Gobierno no actúa de manera inteligente y sensata puede convertirse en una ‘tormenta perfecta’. Con base en esta cifra se ajustan muchos precios básicos indispensables para cada familia, como los arriendos, la salud y las matrículas de educación. A partir de ahí comienza también la escalada de alzas en servicios públicos, seguros, peajes, trámites, avalúos catastrales, entre otros.
Y los alimentos que fueron los que registraron los mayores incrementos con 27,8 % no se espera que den tregua. El arroz subió 54 %; las lentejas, los garbanzos y el fríjol, 47,8 %; la leche, 36,6 %, y los huevos, 33,7 %.
Ninguna de las grandes ciudades vio un descenso en los precios. Cúcuta, por estar cerca de la frontera con Venezuela, fue la campeona en inflación con 16,34 %, lo mismo que todas las capitales de la costa Atlántica, que han padecido por el disparo en las tarifas de energía eléctrica. En las siete capitales del Caribe la inflación estuvo por encima del 14 %.
Por donde se mire la cifra es negativa: los colombianos de menores ingresos son los que están llevando la peor parte porque para ellos la inflación fue de 14,92 %. Además, Colombia quedó como uno de los países de América Latina en el que más subieron los precios el año pasado, después de Venezuela y Argentina, dos naciones con las que no vale la pena compararnos porque rompieron todos los récords – Venezuela, según cifras independientes, registró una inflación del 305 %, y Argentina superará el 90 %.
La desilusión al conocerse la cifra en nuestro país fue grande porque se esperaba que al terminar el 2022 los precios dieran una pequeña señal de estar cediendo o que comenzarían una tendencia a la baja. Pero, por el contrario, los datos publicados sugieren que será más difícil controlar la inflación este año.
La gran pregunta es cómo va a hacer el Gobierno para evitar que los precios se sigan disparando. Se espera que el Banco de la República anuncie nuevas alzas de las tasas de interés, sin embargo, ya se escuchan muchas voces en contra, como las de los industriales que a través de la Andi sugieren que esa no es la salida. De hecho, las elevadas tasas de interés de Venezuela y Argentina demuestran que esa no es la medida más eficaz para controlar la inflación.
El Emisor ha aumentado las tasas de manera consecutiva hasta niveles del 12 %, y hoy Colombia es uno de los países con las más altas tasas de interés del mundo, lo cual ha encarecido fuertemente los créditos para todos los usuarios.
Por el lado de los empresarios las noticias tampoco son alentadoras. El Índice de Precios al Productor (IPP), es decir, el costo de producción de los bienes y servicios fue del 21,8 %, muy superior a la inflación, lo que indica que los empresarios tuvieron que hacer un gran esfuerzo para no trasladarles este aumento a los compradores, una situación que no será sostenible este año.
Para el 2023 hay nuevos elementos que alimentarán más la inflación. Además de la devaluación, que encarece el precio de los importados, está el alza en el galón de gasolina, que arrancó enero con 400 pesos. El gobierno continuará con los incrementos mensuales para reducir la inmensa deuda que tiene con Ecopetrol por los subsidios al combustible y que cerró en 27 billones de pesos. Pero más tardó el gobierno en anunciar estos incrementos que los transportadores y taxistas en advertir sobre paros y movilizaciones para este año.
A ello se suma que sectores que se vieron golpeados por la crisis económica desatada por la pandemia y que se habían beneficiado con la reducción temporal de impuestos, volvieron a cobrarlos con tarifa plena a partir del primero de enero. Ese es el caso de los hoteles y las aerolíneas que cobran nuevamente la tarifa de IVA del 19 % y los restaurantes el impuesto al consumo del 8 %. Es decir, que ahora saldrá más costoso viajar en avión, hospedarse en un hotel y comer fuera del hogar.
Y como si fuera poco, está el impacto en las empresas, especialmente en las pequeñas y medianas, del aumento del 16 % en el salario mínimo, que tendrá gran peso en sus nóminas.
En medio de tantas noticias preocupantes es justo hacer un reconocimiento a los empresarios, que han puesto de su parte para que la inflación no sea mayor absorbiendo el aumento del índice de precios al productor y facilitando el aumento del salario mínimo. El turno es del Gobierno y del Banco de la República, en sus manos está, como pocas veces antes, el futuro de la salud económica del país y sobre todo el bienestar de sus 50 millones de habitantes. .