viernes
7 y 9
7 y 9
La inflación en Colombia, al menos en este año, no será un dato más en las estadísticas macroeconómicas: tal como se está comportando puede tener un fuerte impacto en el devenir de la política del país.
El aumento del 13,1 por ciento de los precios en 2022, algo que no se veía desde hace más de 20 años en Colombia, puede poner en aprietos al gobierno de Gustavo Petro. Sobre todo, o al menos, puede hacerle más difícil sacar adelante las reformas pensional, laboral y a la salud, que quiere impulsar este año en el Congreso.
La inflación ha golpeado con más crudeza los hogares de menores ingresos teniendo en cuenta que lo que más se encareció el año pasado fueron los alimentos que aumentaron casi 28%. El dolor en el bolsillo de los ciudadanos suele convertirse en malestar contra el gobierno de turno y, de ser así, no solo puede perder apoyo de sus seguidores más férreos, sino que sin una imagen fuerte al Gobierno le queda más complicado sacar adelante las reformas.
Por eso no es extraño que el Gobierno haya hecho dos movidas para aceitar su estrategia política este fin de semana. Primero, el propio Petro decidió convocar a la gente a la calle: “Porque la sociedad debe discutir las reformas, los invito a acompañarme en la plaza pública este 14 de febrero y el 1 de mayo”.
Sorprende que se haya visto obligado a acudir a su herramienta favorita tan rápido -lanzar a la gente a las marchas cuando apenas van cinco meses de su mandato-, pero se explica porque habrá entendido que, con indicadores como el de la inflación, se tiene que apoyar en las calles para mantener la popularidad.
Y segundo, a la ministra de Minas, Irene Vélez, le tocó salir a rectificar en Twitter lo que había dicho en la cumbre de Davos. El jueves desde Suiza, la ministra dijo: “No vamos a conceder nuevos contratos de exploración de gas y petróleo”. Y este domingo publicó un trino: “No hemos hablado de acabar con contratos de exploración y explotación de petróleo y gas”. Sin duda, le debieron jalar las orejas y le habrán dicho ‘rectifique este mismo domingo’, antes de que el lunes el dólar se reactive al alza.
Eso por el lado político. Pero por el económico la situación no parece mejorar, si no por el contrario, la inflación puede seguir haciendo daños.
El gigantesco derrumbe registrado hace dos semanas en la vía Panamericana tiene incomunicado a Pasto con Popayán, con lo cual Nariño afronta graves dificultades para transportar los productos al resto del país y se han encarecido en cerca de 400% los fletes. Esto repercutirá en el precio de alimentos como papa, leche y hortalizas que surten al occidente del país. Así mismo, miles de vehículos hacen filas interminables para tener acceso a unos pocos galones del combustible. En Cali ya están reportando el excesivo incremento en algunos alimentos.
A eso súmele que todavía falta el impacto de la reforma tributaria aprobada el año pasado, que los colombianos todavía no han podido saber cómo enfrentar las desmedidas alzas en los precios de los alimentos y en los servicios públicos del año pasado, ni mucho menos el incremento en los arriendos y la gasolina, el alza en los útiles escolares y en las matrículas de colegios y universidades, los servicios de medicina prepagada o el aumento de más del 50% en los seguros de los vehículos.
El ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, sostiene que se llegó al pico de la inflación en diciembre y que este año la inflación terminará alrededor del 7,2. Sin embargo, los analistas no son tan optimistas y no descartan que los precios continúen su tendencia al alza en el primer semestre y solo comiencen a mostrar un descenso en el segundo semestre.
La cuesta de enero ha sido para muchos más dura que en el pasado. El gobierno tiene que ayudar no poniéndole palos en la rueda a la economía