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Los resultados de la encuesta del Dane acerca del uso del tiempo, divulgada esta semana, traen datos que son muy relevantes para analizar aspectos fundamentales de nuestra sociedad de hoy.
Por ejemplo: mientras el 52,6 % de los hombres de 10 y más años participaron en actividades de trabajo remunerado entre enero y abril de 2021, solo el 28,9 % de las mujeres lo pudieron hacer. De forma concomitante, el 90,8 % de las mujeres de más de 10 años de edad participó en actividades de trabajo no remunerado (95 % las rurales mayores de 15 años), mientras que en estas actividades participó el 63,8 % de los hombres.
A su vez, las mujeres dedican al día, en promedio, casi ocho horas a estas actividades no remuneradas, mientras que los hombres dedican en promedio cerca de tres horas. Esto determina que las mujeres participan menos en el mercado laboral porque tienen que dedicar más tiempo, principalmente, al suministro de alimentos, limpieza y mantenimiento, y cuidado (estar pendiente) de otros. De hecho, mientras los hombres con hijos e hijas en el hogar dedican más de nueve horas al trabajo, las mujeres destinan un poco más de siete horas, lo cual se explica porque las madres con hijos e hijas emplean al día en promedio cerca de once horas en actividades no remuneradas, mientras que los hombres con hijos e hijas ocupan cerca de cuatro horas y media.
De ese tamaño son las diferencias entre hombres y mujeres en el mercado laboral y en las labores domésticas en Colombia, evidenciando, de una parte, la doble jornada y, de otra, las limitaciones a que las mujeres puedan tener iguales oportunidades laborales que los hombres.
La encuesta permite también detectar cierto componente cultural que se manifiesta en la llamada “herencia patriarcal”, pues al indagar sobre las percepciones de los encuestados sobre roles de género, se encuentra que ante la afirmación “las mujeres son mejores para el trabajo doméstico que los hombres”, 66 % de los encuestados manifestó estar “de acuerdo” o “muy de acuerdo”; y en relación con la afirmación “la cabeza del hogar debe ser el hombre”, el 38,2 % de los encuestados respondieron de igual manera.
Los datos de las encuestas del Dane no solo deben dar cifras e información estratégica, deben ser también fuente para la construcción de políticas públicas. Estos resultados en particular deben llevar, de una parte, a una reflexión acerca de las condiciones de las mujeres en Colombia para efectos de su participación laboral y, de otra, a la necesidad de fortalecer una verdadera política pública para transformar esas circunstancias de tal manera que las mujeres puedan participar de forma más igualitaria.
Hay que trabajar e innovar más en acciones que cambien esas percepciones machistas, culturalmente arraigadas y que, según la encuesta, algunas mujeres mismas avalan. Es fundamental fortalecer el rol del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) en cuanto al cuidado de los menores a través de sus diferentes programas para que más mujeres tengan oportunidad real de participar en el mercado laboral, tal como sucede en muchos países del mundo. Las cajas de compensación familiar deben, igualmente, contribuir a ese propósito. Se deben impulsar políticas afirmativas más eficaces dirigidas a reducir o eliminar esas formas de discriminación. Solo así será posible transformar ese deplorable panorama para la mujer que viene reflejando la encuesta de uso del tiempo