x

Pico y Placa Medellín

viernes

3 y 4 

3 y 4

Pico y Placa Medellín

jueves

0 y 2 

0 y 2

Pico y Placa Medellín

miercoles

1 y 8 

1 y 8

Pico y Placa Medellín

martes

5 y 7  

5 y 7

Pico y Placa Medellín

domingo

no

no

Pico y Placa Medellín

sabado

no

no

Pico y Placa Medellín

lunes

6 y 9  

6 y 9

La entrada
triunfal del ‘Ñoño’

Si los corruptos salen de la cárcel, apenas cinco años después de comenzar a pagar su pena, y su comunidad en vez de reprobarlos, los recibe con vítores, no mejoramos en nada como sociedad.

11 de julio de 2023
bookmark

Un país como Colombia, acostumbrado a tantos hechos extravagantes y extraños, no había visto nunca antes algo así: que un político condenado por corrupción sea recibido en su pueblo como un héroe, en medio de vítores, música y jolgorio.

Ocurrió el domingo, en Sahagún (Córdoba). Esa caravana, que parecía hecha para recibir a la selección Colombia, o para festejar algún otro triunfo, tenía esta vez un propósito diferente: dar la más entusiasta bienvenida al “Ñoño” Elías, el exsenador preso hasta el viernes pasado, cuando un juez de Sincelejo le concedió el beneficio de libertad condicional por el cumplimiento de las tres quintas partes de su condena.

Bernardo Miguel Elías Vidal, conocido popularmente como “el Ñoño”, y alrededor de quien incluso se acuñó el nombre de “la ñoñomanía” – por el fervor que producía– es recordado principalmente por tres cosas.

La primera, por haber sido el verdadero maestro de la llamada “mermelada”. El Ñoño entendió muy rápido cómo sacarles el jugo a los famosos cupos indicativos, que en el gobierno Santos les daba a los congresistas para construir obras en sus departamentos. Se calcula que entre 2010 y 2014, el “Ñoño” manejó al menos $180.000 millones en mermelada. ¿Cuánto de eso utilizó en obras y cuánto de eso para su propio pecunio?

La segunda, por haber sido eje fundamental de la “gobernabilidad” del presidente Santos, quien se apoyó fuertemente en él y en su coterráneo Musa Besaile para manejar las riendas del Congreso. “Ñoño”, elegido senador dos veces, en 2010 y 2014, casi duplicó su votación entre su primera y segunda elección (de 74.000 a 140.000 votos).

En tercer lugar, al “Ñoño” se le recuerda por su participación en el escándalo de Odebrecht. Es probable que él haya sido la figura central de la estrategia corrupta que esa empresa desplegó en Colombia. Hizo parte de los llamados ‘buldozer’, ese grupo de congresistas en el que también estaban Musa Besaile y Armando Benedetti. que se encargaban de “tumbar” los inconvenientes que Odebrecht se encontraba en el camino. Hay quienes se preguntan por qué en nuestro país ningún presidente está preso por ese escándalo: una hipótesis es que Odebrecht, al tener en su bolsillo al “Ñoño” y sus amigos, no necesitaba ningún presidente para lograr su cometido.

Pero la justicia sí le llegó al “Ñoño”: en 2018 fue condenado por los delitos de cohecho y tráfico de influencias, cargos que aceptó, y en 2021 fue nuevamente condenado por los delitos de lavado de activos y concierto para delinquir, ambas condenas relacionadas con el caso Odebrecht. En su contra cursa otro proceso por el escándalo de Fonade. El caso del “Ñoño” no quedó en la impunidad, y repetimos, la justicia sí llegó. Lo que ha faltado es la sanción social.

Si los corruptos salen de la cárcel, apenas cinco años después de comenzar a pagar su pena, y su comunidad en vez de reprobarlos, los recibe con vítores, no mejoramos en nada como sociedad.

Lo que pasó en Sahagún es muy grave. “Ñoño” Elías es un delincuente confeso y reconocido que defraudó, no a dos o tres personas, sino a todo un país. Corrompió y ayudó a corromper el aparato de la administración pública. En grandes montos de dinero. Se robó plata de todos los colombianos. Fue pieza central de un esquema corrupto que al día de hoy sigue empañando la confianza en lo público en Colombia. Que se le reciba entre vivas y aplausos no puede ser sino objeto de rechazo.

En la política, tenemos que insistir, deben llegar los más pulcros. Los que tengan un mayor sentido de entrega hacia lo público. A ellos es a quienes hay que aplaudir.

Más grave aún que el hecho de que la gente vitoreara al “Ñoño” en Sahagún es el hecho de que un municipio como este no tenga otra expectativa de mejoramiento, que aguardar las dádivas que desde Bogotá le trae un cacique electoral.

Necesitamos que en esos municipios se desarrolle una dinámica empresarial y pujante que sea el motor del mejoramiento de las condiciones de vida, para liberar a la gente de estos caciques.

Sigue leyendo

Regístrate al newsletter

PROCESANDO TU SOLICITUD