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Actualmente hay un gran debate nacional con el nombramiento del exministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, para la Junta Directiva del Banco de la República (JDBR), porque, a pesar de sus reconocidas calificaciones como economista, algunos consideran que su llegada pondría en riesgo uno de los cambios institucionales de mayor importancia de la Constitución de 1991, la autonomía del emisor.
Cabe recordar que en el diseño de la JDBR, la autoridad monetaria y cambiaria, se adoptó la presencia del ministro de Hacienda, como una garantía de la coordinación macroeconómica, y del gerente del Banco de la República, así como de cinco codirectores. Se dispuso que el nombramiento de estos últimos lo hiciera el presidente de la República, de manera escalonada, al establecer que él reemplazaría a dos de ellos cada cuatro años; mediante este mecanismo se buscó garantizar la necesaria continuidad, estabilidad e independencia de la Junta Directiva del Banco.
Aunque las reelecciones de Uribe y Santos perturbaron la regla de que cada presidente podía reemplazar en su período a dos codirectores, a lo que se agregó la renuncia fortuita de algunos de estos sin cumplir sus períodos, la JDBR ha obtenido sus metas actuando en total autonomía, aunque cada uno de esos presidentes nombró cuatro codirectores.
En efecto, a pesar los avatares, el gran logro de la política monetaria y cambiaria ha sido la reducción de la inflación que pasó de estar en tasas superiores al 20 % anual en los años noventa del siglo pasado, a alrededor de 3 % hoy en día. También ha contribuido a la estabilidad del crecimiento y del desempleo. El buen manejo permitió una política expansiva en los momentos en que se requirió, como en la crisis de Lehman Brothers en 2008 y 2009, o en la más reciente causada por la pandemia.
Sin embargo, con la designación de Alberto Carrasquilla en la Junta se presentan dos situaciones inéditas. La primera, es que por primera vez un presidente tiene una JDBR totalmente nombrada por él. La segunda, es la llegada de un ministro de Hacienda del gobierno que está en el poder. En el pasado han hecho parte de la JDBR otros destacados exministros de Hacienda (Junguito y Ocampo), pero estos habían ocupado el cargo en gobiernos anteriores.
La pregunta es si esas dos situaciones atentan contra la independencia de la JDBR. La historia hasta ahora muestra que la JDBR ha mantenido su independencia, y los codirectores se han alineado rápidamente con los principios de una buena política monetaria a pesar de venir del gobierno. La diferencia en esta ocasión es la llegada del responsable político de la hacienda y del crédito público durante tres años del gobierno Duque, quien por esa razón tendrá un peso específico en las próximas decisiones de la Junta que puedan afectarlo.
Lo que está demostrando el debate en torno al nombramiento de Carrasquilla en la JDBR, es que la norma no impide explícitamente la llegada de un ministro de Hacienda a la gerencia del emisor o de un exministro de esa cartera durante el mismo gobierno. Pero que no lo impida no quiere decir que eso está bien. Tampoco que no se reconozca el daño que hace la inoperancia de la regla en relación con los nombramientos de codirectores. Como sociedad tenemos que fortalecer la independencia del Banco de la República, un pilar indispensable para una buena política económica