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La encuesta Invamer Gallup, que publicó su última versión la semana pasada, le mide el pulso al país utilizando la misma metodología desde hace más de 20 años. Siendo esta ya la tercera encuesta publicada durante la presidencia de Gustavo Petro, vale la pena analizar qué nos puede decir dicha medición sobre los ánimos del país.
Lo primero es que, desde el segundo periodo presidencial de Juan Manuel Santos, que coincidió con el fin del “boom” de los commodities y un deterioro en nuestra economía, el país se ha visto embargado por un pesimismo que se acentúa a medida que avanzan los periodos presidenciales. Tanto para Santos 2, Duque y ahora para Petro se distingue el mismo patrón. Al comenzar su periodo, hay una mejora en el optimismo de las personas, quienes creen que las cosas irán mejor que en el gobierno anterior. Sin embargo, empiezan a transcurrir los meses y este sentimiento empeora, el pesimismo se va apoderando del país a medida que avanza el cuatrienio.
Cuando Santos llegó a la presidencia en el 2010, 27 % de los encuestados pensaban que las cosas en el país estaban empeorando. Al salir en 2018, esta cifra había aumento al 50 %. Duque tomó el mismo indicador en 59 % y lo abandonó con cifras cercanas al 80 %. Cuando Petro tomó las riendas del país en agosto, 48 % de los encuestados pensaban que las cosas en el país estaban empeorando. En la última encuesta de diciembre, esta cifra ya ascendía al 66 %.
De la mano de la tendencia hacia el pesimismo en el país, la aprobación del presidente Petro empieza a enfrentarse a grandes retos. Su desaprobación aumentó del 40 % al 44 % según la última medición de Invamer. A pesar de que su aprobación neta sigue siendo positiva, en apenas unos meses su margen de gobernabilidad pinta como estrecho. Petro, quien fue el vencedor de una elección apretada - casi un referendo frente a si el país lo quería a él o no -, no ha podido reconciliarse con la mitad del país que votó contra él. Si así van los primeros meses de “luna de miel”, ¿qué irá a ocurrir a medida que pasen los primeros años de su gobierno?
Petro, sin embargo, ha logrado reversar una percepción que ninguno de sus dos últimos antecesores había podido torcer: el porcentaje de encuestados que pensaban que la corrupción en el país estaba empeorando bajó de estar por encima del 90 % a ubicarse alrededor de 65 %. Lo mismo se ha visto en la percepción del país en temas como la lucha contra la pobreza, el cambio climático o el narcotráfico. El presidente Petro, que prioriza la narrativa sobre la ejecución, está mostrando logros en su capacidad comunicativa: independiente de sus resultados en estas materias, ha logrado mejorar la percepción ciudadana en los temas que se ha esforzado por poner en la agenda del país y del mundo.
Pero más robustas son las conclusiones que se pueden empezar a hacer de esta encuesta a nivel local, donde la alcaldía de Daniel Quintero no suma apenas, sino ya tres años. Sus resultados no son los mejores.
Medellín - que antes se había destacado en la encuesta Invamer por su optimismo respecto al resto del país - se encuentra en niveles de pesimismo históricos desde la llegada a la alcaldía de Daniel Quintero. En esta última medición, 68% de los encuestados piensan que las cosas en la ciudad van empeorando, sosteniendo así lo que ha sido la tendencia a lo largo de esta la alcaldía.
Durante la alcaldía de Sergio Fajardo, solo el 6 % de los encuestados creía que las cosas en la ciudad estaban empeorando. Durante las alcaldías de Alonso Salazar, Aníbal Gaviria y Federico Gutiérrez, esta cifra se ubicó alrededor del 40%. Durante la alcaldía de Quintero, en promedio, 59 % de los encuestados piensan que las cosas en la ciudad van por mal camino. Un deterioro innegable.
De igual forma, el pesimismo durante este cuatrienio a nivel local se refleja en una desaprobación del alcalde Daniel Quintero en niveles que no habían sido visto en los más de 20 años que se ha realizado esta misma encuesta. En la última medición, el 50 % de los encuestados desaprueba su gestión, mientras que apenas el 44 % la aprueba.
Volviendo al pasado, durante la alcaldía de Fajardo, el promedio de su aprobación según Invamer fue del 85 %. La aprobación promedio de Alonso fue del 61 %, la de Aníbal del 66 % y la de Fico del 88 %. La aprobación promedio de Quintero se ha ubicado alrededor del 55%, una cifra baja para los estándares históricos. Si tomamos nada más las mediciones desde febrero de este año, la cifra baja al 47 %, donde en promedio más gente desaprueba su gestión que la que lo apoya.
Podremos volver a analizar y comparar datos dentro de unos meses. Así sabremos si las tendencias siguen su curso o si por el contrario llega por fin el tan anhelado cambio. Mientras tanto, estas cifras deben dar mucho qué pensar a quienes están al mando tanto de la política nacional como de la local.