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En el Marco Fiscal de Mediano Plazo (MFMP), el documento que presentó el gobierno el viernes pasado, se da a conocer la nueva estrategia fiscal ante el choque macroeconómico que está sufriendo la economía colombiana como consecuencia de la pandemia. En el choque se han combinado diferentes factores como el debilitamiento de la demanda externa, como consecuencia de las dificultades de nuestros socios comerciales y del desplome del precio del petróleo y del carbón, la parada súbita de una parte de la producción y el derrumbe de la demanda interna.
En el documento se habla de recesión. Eso significa que la economía tiene al frente tres trimestres muy malos con crecimiento negativo para que al final cierre con un decrecimiento de 5,5 % para el año 2020. Una cifra que para el FMI puede ser incluso más baja (-7,8 %). La recesión afecta los recaudos tributarios de 2020, al tiempo que el manejo de la pandemia hace que el Gobierno aumente sus gastos en atención de la salud, en apoyo a la población vulnerable, en protección del empleo y mitigación.
Los impactos sobre los ingresos y gastos hacen que el déficit del Gobierno en 2020 sea -8,2 % del PIB, mucho más grande que en la suspendida regla fiscal y con una deuda pública también más elevada (68,2 % del PIB para el gobierno general), muy en línea con lo que se ha visto en otros países en la misma situación. El Gobierno quiere reducir el déficit en 2021 y dejarlo en -5,1 %. También bajar progresivamente el nivel de la deuda desde ese año. En 2022 se volvería a los déficits establecidos en la regla fiscal, lo que haría necesarios varios ajustes.
En el MFMP se diferencian las acciones que se requieren para el corto y el mediano plazo para poder sortear las dificultades en el frente fiscal que propició la llegada de la enfermedad al país. El corto plazo es 2020 y 2021. La reducción del déficit del Gobierno en 2021 se daría aumentando la participación de los ingresos tributarios en el PIB (13,3 % en 2020 a 13,4 % en 2021), sorprendente resultado un año después de una profunda recesión, y con un fuerte ajuste del gasto (del 23,8 % del PIB en 2020 a 20,7 % en 2021), donde en 2021 desaparece prácticamente el rubro de emergencia económica.
El 2021, sin embargo, puede ser más complicado que lo que está viendo el Gobierno. No es solamente el optimismo frente a los ingresos tributarios, sino también sobre el crecimiento de 6,6 % en ese año. Hay mucha incertidumbre, es cierto, en todas las proyecciones que se hagan de crecimiento en este momento, pero la experiencia de otros países que están reabriendo sus economías es que la recuperación no es rápida y depende mucho de la capacidad para controlar los rebrotes de la enfermedad.
Ante la suspensión de la regla fiscal, el MFMP 2020 adquiere una aún mayor importancia. Da las pautas de cómo va a navegar el Gobierno en los dos años en que estará suspendida. El mensaje central del juicioso documento es que el Gobierno tiene el objetivo de reducir su déficit al que tuvo que llegar por los cambios que produjo la pandemia y llevarlo poco a poco a que sea sostenible. Pero 2021 preocupa y mucho más 2022, que requerirá una nueva estructura tributaria para consolidar el mediano plazo.