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Para la entidad lo que han hecho las autoridades ha estado bien, sin poner en peligro la sólida institucionalidad
en el manejo de la economía. Ampliar la línea flexible a US$17.200 millones, un voto de confianza en el país.
Son tres los mensajes del Fondo Monetario Internacional (FMI) sobre la situación de la economía colombiana, en el comunicado acerca de la ampliación de la línea de crédito flexible al país. Para el FMI la repercusión de la pandemia sobre la economía es mayor que la esperada en el mes de mayo, en la pasada renovación de la línea de crédito. Para la entidad las autoridades económicas han enfrentado acertadamente la crisis y, por último, se justifica en este momento una mayor cobertura ante el aumento de los riesgos externos.
La situación empeoró por la extensión de las medidas de confinamiento. La rápida propagación del virus no dio tregua. También se deterioró la situación externa, los socios comerciales de Colombia entraron en recesión y los precios del petróleo se desplomaron. En general, el entorno internacional se debilitó con un aumento de la vulnerabilidad de Colombia y su riesgo externo.
La dependencia de la economía hacia las exportaciones de materias primas se sintió con la caída en los precios del petróleo y el carbón. Al mismo tiempo, la debilidad del comercio internacional afectó a las exportaciones no tradicionales de bienes industriales. Sin olvidar, sostiene el FMI, las condiciones cada vez peores de Venezuela que, por ahora, llevan a un flujo interminable de migrantes en la frontera.
Las autoridades económicas encararon la crisis con todo su arsenal. El banco central basó su estrategia de política monetaria en la irrigación de liquidez para tranquilizar a los mercados locales y la reducción de la tasa de interés de política (de 4,25 a 1,75 por ciento). El resto de la tarea lo hizo la tasa de cambio flexible que llevó a la economía a su nuevo equilibrio, tras la caída de los ingresos externos. El Gobierno, por su parte, suspendió de forma temporal la regla fiscal para aumentar el gasto social, así como la asistencia a los hogares y empresas vulnerables.
El deterioro mayor de lo previsto en la situación económica y fiscal, que refiere el FMI, se observa, en efecto, en las cifras oficiales de crecimiento trimestral del PIB, en las mensuales del ISE y en la caída en el recaudo de la Dian. El segundo mensaje es más controversial. Hay quienes piensan que el Banco de la República pudo haber bajado más rápido la tasa de intervención, o que puede todavía llevarla a cero. La discusión con el Gobierno es si pudo aumentar más el gasto para atenuar los efectos de la crisis sobre los trabajadores y empresas vulnerables.
Para el FMI lo que hicieron las autoridades económicas estuvo bien, sin poner en peligro la sólida institucionalidad que existe para el manejo de la economía. Ni siquiera el elevado endeudamiento externo, que llegará al 65 % del PIB al final del año, parece un problema. El Gobierno aprovechó la ventana fruto del accionar de los bancos centrales y pudo endeudarse a tasas bajas, en unas circunstancias en que las necesidades de financiamiento aumentaron frente al desplome de los ingresos del Gobierno y el requerimiento de mayores gastos, pero no es suficiente. Para el FMI ampliar la línea flexible que puede utilizar Colombia a US$17.200 millones, y de la cual va a utilizar una parte (US$5.300 millones), es un voto de confianza al manejo económico y una señal a los mercados de que el país es confiable y que cuenta con el respaldo de la entidad ante las eventuales dificultades.