Pico y Placa Medellín
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El director del Área Metropolitana anunció que el pico y placa para vehículos particulares comienza a partir del próximo 6 de septiembre y no en octubre como inicialmente se había informado. Este anuncio viene acompañado de cambios importantes en la reglamentación de la medida, en particular para Medellín, que incluye motos a partir de octubre. La pregunta obvia que es necesario hacerse es la conveniencia del nuevo pico y placa, así como de su aplicación un mes antes de lo anunciado.
La nueva regla para Medellín -los otros municipios del Área Metropolitana (AM) deberán expedir los decretos respectivos para la aplicación de las reglas en su territorio- tiene dos elementos fundamentales: el primero es que cualquier vehículo particular estará inmovilizado únicamente dos veces al mes, esto ayuda a eliminar el incentivo a tener un segundo vehículo. Pero de otro lado sacar solo el 10 % de los vehículos por día no necesariamente alivia el gran atasco. El segundo es la inclusión, por primera vez, de las motos de cuatro tiempos (que son la mayoría) en el pico y placa, dado que su número ha venido creciendo de manera importante. Con esto último se busca incidir también en los problemas de movilidad y reducción de accidentes de tránsito, muchos de ellos fatales. Sin duda incluirlas es una medida tan audaz como complicada, porque muchas personas tienen en ellas su medio de trabajo.
¿Qué tan efectiva va a ser la medida? Un estudio reciente de un grupo de investigadores nacionales e internacionales señala que transformar hábitos de movilidad requiere medidas complementarias diversas más allá de cobros por congestión y, obvio, en el caso que nos ocupa del pico y placa. Es decir, esta última es una medida insuficiente y se requeriría, además, prohibiciones de parqueo, reducción de zonas de parqueo gratis, aumento de transporte público y la promoción de otras formas de movilidad. Como afirma el estudio “la reducción de la dependencia del automóvil y la promoción de la movilidad no motorizada, como caminar y andar en bicicleta, y promover el uso del transporte público para distancias más largas, constituye la base de la planificación urbana moderna”.
De acuerdo con lo anterior, podría decirse que, si la nueva medida de pico y placa está orientada a empezar a establecer una instrumentación del cobro por congestión, valdrá la pena la modificación. En todo caso, tal y como lo señalan los expertos, se requieren medidas adicionales y, sobre todo, aquellas que estén orientadas a cambiar los comportamientos con respecto a la movilidad. Varias de las universidades locales, en especial, aquellas con programas en estudios comportamentales deberían contribuir a este propósito. Medellín y el Área Metropolitana tienen desafíos particulares, como la geografía quebrada que no hace fácil usar en todo el territorio la bicicleta o caminar.
Países con ciudades populosas han introducido el uso de sofisticadas plataformas y cibernética para optimizar el tráfico. Una de las enseñanzas es que la semaforización debe funcionar perfectamente, de manera sincronizada y que regule flujos. Mientras Medellín no mejore sustancialmente su sistema de semáforos (como lo dijo este diario en un informe el 33 % de ellos ha estado dañado), la movilidad no se optimizará solo con los cambios propuestos en el pico y placa. Esta es una tarea urgente de la administración municipal.
Por último, el estado de avance de varias obras en Medellín y el área metropolitana, así como la reactivación de la ciudad han complicado la movilidad, formándose congestión en horas pico y aumentando el tiempo de traslado. No cabe duda que se trata de un reto poderoso. Pero más allá de si se va a solucionar y cómo, por lo pronto no está claro por qué se había anunciado la medida inicialmente para octubre y ahora se adelanta. Lo cual deja un cierto sabor de improvisación