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Otra bomba que le cae a Ecopetrol

Falta ver qué hará la junta directiva, qué hará Ricardo Roa, y si con esta nueva desautorización a su gestión aplica la palabra que está de moda en el gobierno –dignidad– y por fin renuncia.

06 de febrero de 2025
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  • Otra bomba que le cae a Ecopetrol

Hay mucha tela para cortar del estrambótico Consejo de Ministros del martes. Es una verdadera pieza maestra para el análisis del Gobierno y en particular para entender el momento político y psicológico del presidente Gustavo Petro.

Sobre esos puntos nos referiremos en un próximo editorial. Hoy queremos dedicarnos a esa frase de Petro en la que dice que se enteró por la prensa esa mañana que “Ecopetrol mantendrá las operaciones de fracking en Estados Unidos hasta el 2026”. Curioso que el mandatario se haya enterado por la prensa de un tema como este ¿acaso está tan alejado de los asuntos del gobierno que ni eso le habían contado?

El Presidente, con esa suficiencia que lo caracteriza, le dijo al ministro Andrés Camacho, que, si el gobierno estaba en contra del fracking, no entendía por qué se había autorizado dicha operación y pidió que se vendiera. Sin duda, fue la más preocupante noticia económica de esa noche. No preguntó ni cuándo se hizo, ni si se podía vender o si salirse de ese contrato acarrearía multas; simplemente dijo “yo quiero que se venda”.

Petro actúa como el capataz que cree puede pedir que se haga lo que a él le plazca sin tener en cuenta las consecuencias. Se trata, ni más ni menos, de acabar con el negocio más grande de Ecopetrol en Estados Unidos: la exploración y explotación de petróleo en el Permian, en Texas, una de las cuencas con las mayores reservas de hidrocarburos del planeta.

En 2024, este proyecto aportó alrededor del 13% de la producción total de la compañía y si tenemos en cuenta que en los primeros nueve meses de 2024, Ecopetrol registró ingresos por 98,5 billones de pesos y una utilidad neta de 11 billones de pesos, haciendo cuentas de servilleta podría decirse que los ingresos generados con el fracking representan una cifra casi igual o más que las utilidades de Ecopetrol.

Con qué cara le dice Gustavo Petro eso al país cuando lleva ya varias semanas quejándose de que la situación fiscal no le permite hacer prácticamente nada. Al menos esa es la excusa que él predica. El presidente no parece haber entendido que es muy grave acabar con una fuente de ingresos como esta, pues está convencido de que cada vez que él quiera –es su verbo preferido– vuelve a aplicar una reforma tributaria. ¿O será que está dispuesto a que las finanzas se sigan desplomando y Colombia se vea obligada a dejar de pagar servicios claves como la educación o la salud?

Cómo será de torpe lo dicho por el presidente Petro que hasta en el sindicato de Ecopetrol, la Unión Sindical Obrera (USO), que contribuyó económicamente a su campaña y que lo ha apoyado con los ojos vendados, se mostraron alarmados porque, dicen, si no se aprobaba seguir con este contrato con la Oxy se perderían, de entrada, 4.200 millones de dólares que se han invertido en el Permian más las pérdidas por dejar de vender alrededor de 100.000 barriles diarios.

Resulta bastante extraño que el presidente de Ecopetrol, Ricardo Roa, haya tomado la decisión de prorrogar ese contrato teniendo en cuenta que hace menos de un año, en julio de 2024, Ecopetrol tenía prácticamente finiquitado un nuevo negocio con Oxy para invertir más en la cuenca del Permian. Se trataba del Proyecto Oslo, que le permitiría incrementar sus reservas en más de 200 millones de barriles y recibir 14% más de utilidades. A pesar de que la operación había contado con el visto bueno de la junta directiva, la petrolera tuvo que echarse para atrás, de un día para otro, ante el no rotundo del presidente Petro.

En ese entonces se armó tremendo escándalo y renunciaron en protesta dos miembros muy calificados de la junta, Juan José Echavarría, representante de los accionistas minoritarios, y Luis Alberto Zuleta. ¿Acaso Roa, y la nueva junta de Ecopetrol que le copia a pie juntillas a Gustavo Petro, tomaron la decisión de prorrogar el contrato madre que es similar a este último fallido, sin contarle al Presidente? ¿O será que si le contaron pero Petro igual necesita hacer El show “antifracking”?

Lo cierto es que Roa, que ha visto caer la producción de Ecopetrol en más del 25%, no se puede dar el lujo de un nuevo golpe de esa dimensión. No solo implicaría una caída mayor de la producción y de las utilidades sino que además vender estos activos impactaría el valor de la empresa, como efectivamente está ocurriendo con la caída en el precio de su acción. Los títulos, que en su momento de gloria llegaron a valer hasta 5.600 pesos hace varios años, hoy están por debajo de los 2.000 pesos.

Falta ver qué hará la junta directiva, qué hará Ricardo Roa, y si con esta nueva desautorización a su gestión aplica la palabra que está de moda en el gobierno –dignidad– y por fin renuncia. Ecopetrol no puede ser un barco a la deriva, movido por los caprichos de un mandatario. Alguien tiene que salvarla.

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