Pico y Placa Medellín
viernes
0 y 6
0 y 6
Una consecuencia previsible de la pandemia es el aumento del proteccionismo y el nacionalismo, algo preocupante, pues están demostrados los efectos negativos que esto trae sobre el comercio mundial y las economías. Las autoridades económicas deberían procurar que el comercio se lleve a cabo libremente en las épocas buenas y malas.
Hay, sin embargo, circunstancias excepcionales, como las que se están viviendo, en las que actividades que son creativas, eficientes y productivas están a punto de naufragar simplemente porque el confinamiento arrasó la demanda que habían consolidado con años de esfuerzo personas y empresas reconocidas y competitivas en los más exigentes mercados a nivel nacional e internacional. En esas circunstancias y sin invocar el mantra proteccionista puede pensarse en ser conscientes del valor de invertir en nuestros artistas plásticos y artesanos que enorgullecen a esta sociedad con su trabajo impecable.
Un ejemplo evolutivo impresionante, del cliché al objeto deseado, es el vivido por los artesanos de Colombia, resultado del esfuerzo y compromiso de líderes que conscientes de la importancia del artesano y la artesanía como representantes del patrimonio cultural, material e inmaterial del país, se comprometieron con la evolución humana, emprendedora, creativa, productiva y comercial de los mismos. Organizaciones e instituciones como la Escuela de Artes y Oficios Santo Domingo, Artesanías de Colombia y el Ministerio de Cultura, han sabido soñar y materializar este proyecto con políticas de Estado, y no de gobierno, llevando a los artesanos y sus obras a conquistar espacios culturales y artísticos a nivel local y mundial gracias a sus propuestas de alto perfil alineadas con las tendencias de diseño y expectativas del mercado.
Hoy, Artesanías de Colombia, por ejemplo, tiene caracterizados 33.000 artesanos en 29 departamentos de Colombia, con 220 variables que permiten entender la situación del sector artesanal del país y diseñar los programas de Desarrollo productivo incluyente. Sin embargo, localizados en la realidad de una Colombia en pandemia, consecuencia del Covid-19, la entidad realizó una convocatoria pública desde la cual manifiesta haber logrado atender a 4.600 líderes que representan grupos, colectivos, asociaciones, comunidades, representativos de cerca de 28.000 artesanos según Ana María Fries, gerenta de la entidad. Resultado de este ejercicio encontraron solicitudes de los artesanos en temas de alimentación, kits de higiene, bioseguridad, movimiento de inventarios, adquisición de herramientas y materia prima y acceso a créditos.
La coyuntura de encierro ha obligado a personas y negocios acelerar la transformación digital. Artesanías de Colombia y los mismos artesanos que no claudican ante la coyuntura, se han comprometido con los retos de la realidad. “Toda la gestión que antes era presencial la adaptamos a formato digital. Hemos brindado cerca de 1800 talleres virtuales. A través de un celular, una minipantalla, una llamada telefónica... ha sido impresionante la avidez de los artesanos por seguir recibiendo información. ¡Su resiliencia y capacidad de adaptarse y superar las dificultades! Les ayudamos a: hacer catálogos digitales, talleres de fotografía, cómo montar una cuenta de Instagram, manejo de páginas web, estar en contacto por WhatsApp”. Afirma Fries.
Así que, sin proteccionismos ni nacionalismos, la coyuntura covid prenavideña es una oportunidad para valorar a artistas y artesanos competitivos, porque se merecen a pulso ese reconocimiento de la sociedad.