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En los datos del mercado laboral para el mes de junio que el Dane hizo públicos el jueves pasado, se observan varias peculiaridades que definen la difícil coyuntura que está atravesando la economía colombiana.
Se ve, en primer lugar, la consolidación de un fenómeno inusual que podría llamarse el del desocupado desalentado. Este consiste en que la población inactiva aumenta en 2,6 millones de personas en relación con la que se tenía el año pasado, hasta llegar a 17 millones. Algo que se observa desde los inicios de la recesión en que está sumida la economía, cuando las personas dejaron de buscar empleo porque consideraron que ese esfuerzo no iba a tener ningún resultado. Ese comportamiento modera la tasa de desempleo, porque las personas que se retiran del mercado y pasan a ser inactivas no se consideran desempleadas.
Así las cosas, la población desocupada, que pasó de 2,3 millones en junio de 2019 a 4,5 millones en el mismo mes de 2020, podría ser aún más numerosa. En esas condiciones, la tasa de desempleo nacional de 19,8 %, alrededor de diez puntos porcentuales más alta que la observada en el mismo mes en 2019, sería en realidad mucho más elevada. El hecho es que esos desocupados desalentados van a seguir presionando el mercado laboral, en la medida en que la reapertura gradual de la economía los anime a buscar trabajo y entren, ahí sí, en la definición técnica de desempleados.
Una segunda característica se refiere a que el desempleo es mucho más alto en las ciudades. Las cifras muestran que el desempleo en las principales 13 ciudades y áreas metropolitanas fue de 24,9 %, cuando un año atrás era de 10,7 %. Esta es una consecuencia del mayor efecto de la pandemia sobre actividades de servicios (restaurantes, bares, comercio, entretenimiento, entre otros) e industriales ubicadas en las zonas urbanas y en empresas de menos de diez empleados. De hecho, según el Dane, en las 13 ciudades y áreas metropolitanas la población desocupada fue 2,8 millones de personas, 1,5 millones más frente a junio del año anterior, y más de la mitad de la cifra nacional.
De otro lado, la difícil situación del mercado laboral está afectando en mayor medida a las mujeres y a los jóvenes. En efecto, si las cifras se discriminan por sexo y rangos de edad, las mayores disminuciones en la población ocupada en el país se presentaron en las mujeres y hombres entre 25 y 54 años, con una reducción de 1,4 millones y 1,1 millones de personas, respectivamente. De ahí que en junio la tasa de desempleo de las mujeres fue del 24,9 % y la de los hombres, de 16,2 %, cuando en junio de 2019, estas tasas fueron 12,3 % y 7,3 %, respectivamente.
Las cifras están mostrando que la recuperación del empleo va a ser una ardua tarea. Al elevado desempleo estructural que ha sido una característica de la economía colombiana se suman ahora los efectos de la pandemia. La destrucción de las pequeñas y medianas empresas no cesa y sin ellas va a ser muy complicado generar puestos de trabajo. La destrucción de paneles enteros de empresas de servicios complica aún más las cosas. El Gobierno tiene que afinar su diagnóstico y sus propuestas porque la situación no da espera, por las implicaciones sociales que tiene un elevado desempleo que puede llegar para quedarse si no se hacen bien las cosas.