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La situación política en Ecuador es muy tensa desde el pasado 7 de febrero, cuando se llevó a cabo la primera vuelta de las elecciones presidenciales. La demora en definir el candidato que va a enfrentar en la segunda vuelta de abril a Andrés Arauz, el heredero del correísmo, vencedor en la primera vuelta con 32,7 % de los votos, ha hecho que aumente el nerviosismo en el vecino país. Las cosas comenzaron mal, porque se comunicó un primer resultado que después se cambió.
Solamente hasta el pasado 21 de febrero, después de dos semanas de espera, el Comité Nacional Electoral (CNE) anunció que el segundo lugar en la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Ecuador lo obtuvo, con 19,74 % de los votos, el exbanquero Guillermo Lasso, candidato de la alianza entre el movimiento Creando Oportunidades (CREO) y el partido socialista cristiano, superando por poco más de 30 mil votos al dirigente indígena Yaku Pérez, del Movimiento de Unidad Plurinacional Pachakutik.
Sin embargo, aunque se esperaba que el comunicado del CNE acabara con las especulaciones y calmara las aguas, sucedió exactamente lo contrario, porque no fue bien recibido por Pérez, quien no aceptó los resultados y convocó a sus huestes a una marcha desde Loja, en el sur del país, hasta Quito. El estrecho margen en los resultados electorales alimentó suspicacias y el candidato del Pachakutik, que hasta ahora había tenido un discurso conciliador, habló de fraude y exigió la revisión de diez y seis mil actas electorales, un 40 % del total, y que permitiría, según los cálculos, que Pérez recupere 180 mil votos.
Es más, Pérez, aupado en la presión de la marcha, logró que se respetara el acuerdo pactado con Lasso el día después de la elección para revisar todas las actas en Guayas y el 50 % en otras provincias. Se insinúa así un período convulsionado: la presión sobre el reconteo de votos no va a cesar, ya que Pérez mostró que es un mal perdedor y va a aprovechar todas las posibilidades que tiene para interponer diferentes recursos.
Solo a mediados de marzo, una vez se resuelvan todas las impugnaciones o apelaciones, se tendrá certeza de cuál candidato enfrentará finalmente a Arauz en la segunda vuelta. En otras palabras, cuál de los dos candidatos va a enfrentar al correísmo. Si el opositor de Arauz es Lasso, quien es considerado el representante más notorio del anticorreísmo, el país se va a polarizar aún más, aunque Correa no está directamente en la contienda. En el evento más lejano de que Yaku Pérez dé vuelta al resultado y sea el contendor de Arauz, se estarían enfrentando dos movimientos políticos que se autodenominan de izquierda, uno fiel a Correa y el otro no, este último más inclinado por el discurso ambientalista y las reivindicaciones de la importante población indígena ecuatoriana.
No es claro el panorama en Ecuador, porque una vez en firme el balotaje vendrán los juegos de alianzas y respaldos entre las fuerzas políticas que definirán quién va a triunfar en la segunda vuelta. Hasta ahora parece un camino despejado para Arauz, que tiene una amplia ventaja sobre sus contendores, pero todo puede pasar en el escaso mes y medio que falta. Unas elecciones claves para Colombia, en un momento en el cual se consolida el rebalanceo de las fuerzas políticas en América Latina